A precios de este viernes, un accionista que venda sus títulos del Banco Sabadell (cerró a 1,84 euros por acción mientras el BBVA cotizaba a 9,11 euros, ambos al alza) apenas ganaría 22 céntimos por título, sin contar con impuestos, corretajes y demás comisiones; ni con el dividendo extraordinario anunciado por el banco vallesano.
De forma que, si quiere hacerse con el Sabadell, la institución que preside Carlos Torres no tendrá más opción que subir -como retiradamente insisten los analistas- su precio.
Ayer, el Banco Central Europeo (BCE) notificó al BBVA su decisión de no oposición a la toma de control de la entidad que preside Josep Oliú. La previsible decisión del banco emisor europeo cumple uno de los requisitos suspensivos para llevar a cabo la operación.
El ‘ok’ de Francfort sucede a la aprobación del Banco de Inglaterra, donde el Sabadell cuenta con una destacada presencia, especialmente en el mercado hipotecario, a través de TSB y al de otras autoridades monetarias y financieras donde el Sabadell tiene presencia, entre las que se incluye la Reserva Federal estadounidense (FED).
Una fusión perjudicialk para empresas y clientes
Por su parte, la entidad catalana mantiene que la fusión planteada por el BBVA es "perjudicial para el acceso de las pymes al sector bancario y para los accionistas de Sabadell".
El propio banco catalán asegura que la aprobación del BCE es fruto "principalmente de una evaluación prudencial", y que eso no cambia la necesidad de análisis de la transacción por parte de la Comisión Nacional del Mercado de Valores (CNMV), la Comisión Nacional de los Mercados y la Competencia (CNMC) y, previsiblemente, del Gobierno.
El banco que digiere, como consejero delegado, César González-Bueno, subraya que "a la hora de emitir su opinión, el BCE considera criterios como la solvencia del potencial comprador. Su análisis no entra en aspectos clave como aquellos relacionados con la competencia en el sector bancario español; el apoyo a las pymes, o cuestiones fundamentales sobre el valor de la propuesta para los accionistas de Sabadell", añaden.
Ante un expediente de OPA administrativamente sin fisuras como el presentado por la entidad que preside Carlos Torres, el Sabadell toca donde más le duele a la operación: la (ya menguada) competencia bancaria en España. Además, reiteran que el proceso "sigue siendo largo y complejo", y manifiestan que los accionistas de Sabadell no necesitan tomar ninguna decisión en este momento.
La clave de la competencia
Porque, en esta situación que el propio banco catalán define como un proceso "largo y complejo”, en el que los accionistas de Sabadell no necesitan tomar aún ninguna decisión, la clave de la OPA tiene para el BBVA tres frentes; el de la competencia, el político y -en función de cuándo se pronuncie- el del propio supervisor bursátil, la Comisión Nacional del Mercado de Valores (CNMV).
En clave política, el equipo de Carlos Torres ya sabe que no cuenta con el apoyo del gobierno de coalición de Pedro Sánchez como han dejado claro tanto la vicepresidenta primera del Gobierno y ministra de Hacienda, María Jesús Montero, como el titular de Economía, Carlos Cuerpo que ratificó su rechazo a la operación hace apenas dos días.
Sin ir más lejos, tras conocerse el dictamen del BCE, el portavoz de Sumar (socio de Gobierno) en el Congreso, Íñigo Errejón, ha rechazado la OPA al entender que la concentración bancaria genera menos democracia.
En clave de mercado, la llave de la operación la tiene ahora la Comisión Nacional de los Mercados y la Competencia (CNMC) que, de considerar que atenta contra la competencia echaría por tierra la integración (con fusión o sin ella) del BBVA y el Banco Sabadell.
De ahí que si, como parece, la Comisión Nacional del Mercado de Valores (CNMV) opta por reservarse su opinión (puramente técnica) sobre el folleto de OPA hasta conocer el dictamen de Competencia; los accionistas del Sabadell tienen tiempo de sobra para esperar a que el banco vasco suba el precio de su oferta. Lo que seguramente no tendrá más remedio que hacer...