Obtiene casi la mitad de su be­ne­ficio en ese país a través de su fi­lial BBVA Bancomer

Alerta en el BBVA por los efectos de la crisis diplomática con el nuevo Gobierno de México

Temor a los efectos per­versos de un nuevo im­puesto a la banca y la pers­pec­tiva de nuevos re­cortes de tipos en ese país

BBVA, la venganza mexicana.
BBVA, la venganza mexicana.

La crisis di­plo­má­tica entre España y México ha puesto en alerta al BBVA, que tiene en ese país la prin­cipal fuente de be­ne­fi­cios de todo su grupo. La toma de po­se­sión de Claudia Sheinbaum como pre­si­denta de México, que se pro­du­cirá este pri­mero de oc­tu­bre, no puede em­pezar de ma­nera más tur­bu­lenta para los in­tereses de España que, por pri­mera vez en Democracia, no en­viará nin­guna re­pre­sen­ta­ción del Gobierno al acto.

En la sede madrileña de ‘La Vela’, los responsables del banco vasco miran con mucha atención y no sin cierta inquietud cómo evolucionan los acontecimientos habida cuenta de que México es, sin duda alguna, el motor de crecimiento de la entidad.

El relevo Andrés Manuel López Obrador en la presidencia de México por Claudia Sheinbaum se produce tras unas elecciones en las que el partido en el gobierno, Morena (antiguo Movimiento de Regeneración Nacional), consiguió la mayoría cualificada en las cámaras, lo que le otorga margen para introducir cualquier tipo de reforma constitucional.

Una mayoría que da más credibilidad a algunas de las propuestas hechas en campaña, que incluyen establecer un nuevo impuesto a la banca. En el mercado se considera otro tipo de incertidumbres añadidas para el negocio del BBVA como la posibilidad de que el Banco central del país, Banxico, decida nuevas bajadas de tipos, con el consiguiente estrechamiento de márgenes para la banca.

Según las cuentas del banco, por cada subida de los tipos en un punto porcentual, el negocio en España mejora en un 4% mientras en México, la subida sería del 2,3%. En senda de recorte de tipos habrá que ver si se mantiene esa misma proporción.

Mientras se consolida el cambio político, el BBVA debe hacer frente no solo a la creciente competencia en el sector que puede favorecer a otros entidades locales sino también a la entrada de nuevos operadores como la anunciada de Openbank (Grupo Santander) que llega a ese mercado con la intención de competir 100% online en todos los ámbitos, desde las tarjetas de crédito y débito a los productos de ahorro.

La exposición a México ha provocado que la cotización del banco se haya visto lastrada desde abril frente a otros bancos españoles con menor exposición a México.

Porque no solo se trata de un negocio de más de 19.300 millones de euros (valor neto en libros descontado el fondo de comercio). México es la clave del negocio en todo el mundo, ya que la antigua Bancomer -hoy convertida en BBVA México- aporta prácticamente el doble del margen bruto que España, con 7.910 millones de euros (mejora el 14%) en los seis primeras meses del año frente a los 4.626 millones que la entidad consigue en el mercado español. Dicho de otro modo, mientras el BBVA obtiene en España el 26% de su margen bruto (equivalente a la suma de lo registrado en América del Sur y Turquía juntos), México le aporta el 44%.

Y eso, en términos de beneficios supone que BBVA gana más dinero en México (2.858 millones al cierre del primer semestre, con un crecimiento interanual del 10%) que en España, Turquía, América del Sur (Argentina, Colombia y Perú) y el resto de negocios juntos.

Incertidumbres financieras y políticas

Desde el punto de vista macroeconómico México está experimentando una desaceleración económica, como respuesta a la política monetaria restrictiva de los últimos dos años y a la pérdida de tirón de la economía de Estados Unidos.

Desde junio pasado, el peso mexicano se ha depreciado más del 10% como consecuencia del mayor ‘ruido político’ interno, consecuencia de la propia campaña electoral y de algunas propuestas de Sheinbaum que no son bien vistas por los inversores y que pueden desencadenar acciones negativas por parte de las agencias de rating. Es el caso, por ejemplo, de diversas reformas que pueden afectar a la disciplina fiscal que ha mantenido el país desde que alcanzó el grado de inversión (a principios de los años 2000).

Otras propuestas Incluyen, por un lado, reformas que pueden lastrar la calidad institucional en México. En el ámbito fiscal, el déficit público se prevé que alcance niveles alrededor del 6% del PIB en 2024: que, de confirmarse, se situaría en máximos de las tres últimas décadas.

Como señala un análisis del Real Instituto Elcano, “bajo la administración del presidente saliente Andrés Manuel López Obrador (AMLO), el crecimiento anual del PIB promedió sólo el 1,1%”; de hecho el ingreso per capita de México en 2024 será el mismo que hace seis años. De ahñi que, señala el informe, “para impulsar el crecimiento, algunos le dirán a Claudia Sheinbaum que debe aprovechar el near o friend shoring, es decir, el traslado de las cadenas de suministro de China a países que sean más amigables y geográficamente más cercanos a EEUU, lo que podría presentar una oportunidad importante para que México atraiga más inversión extranjera”.

Aunque para ello, añade, “el gobierno de Sheinbaum debe demostrar un mayor compromiso con el Estado de derecho, incluyendo la independencia del Poder Judicial”. Y en ese sentido, la reforma puesta en marcha del sistema judicial es la más importante e incluye que todos los jueces del país sean escogidos por voto popular. Se considera que la reforma potencia la politización de la justicia y puede lastrar la inversión en México.

Entre las primeras decisiones que deberá tomar como presidenta están la de ampliar el acceso y mejorar la confiabilidad del suministro de energía. Sheinbaum se ha comprometido a continuar la política de su predecesor de mantener al menos el 54% de la generación de electricidad bajo control estatal. Algo que exigirá que la compañía eléctrica estatal aumente rápidamente su capacidad de generación mientras elimina gradualmente el carbón y el fuelóleo.

Más allá de la electricidad, México también necesita más gas natural. Sin embargo, su empresa estatal de petróleo y gas, Pemex, es la energética más endeudada del mundo y no está bien posicionada para aumentar el suministro rápidamente. De forma que o abre la producción y el transporte a empresas privadas o mantiene la posición dominante de Pemex, con lo que ello supone de presión al presupuesto federal.

Indirectamente, también puede añadir incertidumbre la ratificación del tratado de libre comercio con Estados Unidos y Canadá (T-MEC) prevista para 2026. Este tratado (vigente desde 1994) es un pilar fundamental de la economía mexicana, ya que le ha aportado estabilidad y atractivo a México en relación con otros países emergentes. Aunque eso dependerá de quién gane las elecciones en Estados Unidos ya que si gana Donald Trump. No hay que olvidar que, en 2016, la victoria de Trump se tradujo en una depreciación del peso mexicano de más del 15% frente al dólar hasta mínimos históricos en ese momento.

Mientras tanto, la cúpula del banco vasco se ha lanzado a una campaña de imagen en defensa de la oferta pública de adquisición (OPA) hostil lanzada sobre el Banco Sabadell. Eso incluye el reparto de un dividendo récor, el próximo 10 de octubre, de 29 céntimos por acción, el 81% más pese a las críticas que lanzó sobre el Sabadell cuando la entidad que preside Josep Oliú anunció que distribuirá su exceso de capital entre este año y 2025 hasta alcanzar una cifra de 2.900 millones de euros.

La oferta, planteada como un canje de acciones (una del BBVA por cada 4,83 de la entidad vallesana) es, por su propia naturaleza, especialmente sensible a la cotización de ambas en Bolsa. Sobre todo mientras el comprador se mantenga ‘en sus trece’ de no mejorar el precio.

Habrá que ver ahora cómo evoluciona la crisis con México y cómo reaccionan los inversores a ella.

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