Las pre­siones del Gobierno ale­mán, prueba de fuego para la Comisión Europea

El órdago de Andrea Orcel en Commerzbank puede salirle muy caro en Bruselas

El primer éxito de Unicredit es blo­quear la po­sible en­trada en es­cena de un ter­cero

Andrea Orcel, Unicredit.
Andrea Orcel, Unicredit.

El po­lé­mico Andrea Orcel ha pro­vo­cado un in­cendio de mag­ni­tudes ex­tra­or­di­na­rias en el sis­tema fi­nan­ciero eu­ro­peo. Audaz, agre­sivo y opor­tu­nista, el ban­quero que pudo ser el jefe de Banco Santander y ahora co­manda UniCredit se ha hecho con un 21% de Commerzbank des­co­lo­cando a pro­pios y ex­traños: a los que ahora lo ven como un enemigo (el Estado ale­mán); y tam­bién a quienes dentro del sector re­celan del po­sible salto del ban­quero ita­liano al es­tre­llato de la banca eu­ro­pea.

Frente a operaciones corporativas con comportamientos mucho más timoratos como los que está ofreciendo BBVA en su intento de asalto a Sabadell, Orcel está jugando con todas las cartas posibles en su batalla por Commerzbank. La compra del 4,5% al Estado alemán, más los paquetes de derivados que hoy le dan una posición del 21% -aunque no tiene permiso para convertir esos derivados en acciones ya ha pedido autorización para alcanzar el 29,9%- le dan una posición de mucha ventaja.

Dando primero y disparando fuego real, Orcel ha golpeado una, dos, y hasta tres veces. ¿Cómo se quitará de en medio Alemania a UniCredit? De momento, Orcel se ha convertido en juez y parte del futuro de la entidad. Es de facto el segundo accionista de Commerzbank, puede llegar al 21% y ha pedido permiso para situar su participación en el umbral de una OPA. Dicho de otra forma, tiene la iniciativa a pesar de la rabieta del Gobierno de la primera economía europea.

Por boca del canciller Scholz, Alemania ha recordado que los ataques hostiles son malos para la banca. El Estado no venderá más acciones de Commerzbank para impedir que Unicredit siga creciendo en el capital, pero, ¿quién pone puertas al mar? Al fin y al cabo, Orcel se ha colado por la puerta delantera y por la trasera del banco alemán, y con su audacia pone a Bruselas en el disparadero.

Bruselas advierte al polémico banquero

La Comisión Europea ya le ha recordado que las restricciones a la actividad empresarial “no pueden justificarse únicamente con motivos económicos” y que debería ser un tribunal el que dictaminase si hay razones de seguridad o de interés general que aconsejen echar para atrás una operación de estas características. Un movimiento que por otro lado abriría la puerta de las operaciones transfronterizas por las que tanto tiempo lleva abogando el BCE.

Con la unión bancaria todavía sin resolver, Orcel sabe que su desembarco en Commerzbank obliga a todas las partes a mover ficha. Bruselas se va a retratar; Alemania en su condición de locomotora europea también; y lo mismo el resto de la banca europea, que debería bendecir la operación como punto de partida para las transacciones que en el futuro puedan llegar en el viejo continente.

Para Alemania, el asunto es complejo. Sólo podría resucitar el proyecto de fusión de Commerzbank con Deutsche Bank, dos viejos colosos en apuros a los que no les salen las cuentas. Precisamente, su integración podría provocar un fuerte descenso de la competencia bancaria en Alemania, más grave que la posible pérdida de clientes germanos que provocaría la integración con Unicredit.

Y no se adivinan más caballeros blancos por el camino. BNP Paribas (que acaba de comprar la banca privada de HSBC en Alemania) y Santander son los únicos gigantes europeos que potencialmente podrían entrar en la batalla. Pero ponerles en bandeja el paquete del Estado alemán en Commerzbank sería bloquear a UniCredit de forma bastante injustificada. Claro que todo es cuestión de precio, pero, ¿estarían Santander y BNP dispuestos a valorar a precio de oro el paquete que Unicredit ya ha amasado en Commerzbank o a negociar a cara de perro con Orcel?

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