La IA, el foco en el cliente, los cri­te­rios ESG y la sol­vencia serán claves en los pró­ximos años

El sector asegurador está preparado para afrontar los desafíos del mercado

La di­ver­si­fi­ca­ción geo­grá­fica y de pro­ducto le da a Mapfre una ven­taja com­pe­ti­tiva

Oficina de Mapfre.
Oficina de Mapfre.

Una vez su­pe­rado con gran sol­vencia los desafíos plan­teados por la pan­demia de covid a prin­ci­pios de la dé­cada, de­mos­trando su im­por­tancia en pe­ríodos de cri­sis, el sector ase­gu­rador está ex­pe­ri­men­tando un nuevo pro­ceso de trans­for­ma­ción ca­rac­te­ri­zado por la tec­no­logía con la irrup­ción de la Inteligencia Artificial, las nuevas exi­gen­cias de buen go­bierno ESG y un cambio cli­má­tico que acentúa los riesgos me­teo­ro­ló­gi­cos.

Desafíos que las compañías cotizadas españolas como Mapfre, Grupo Catalana Occidente (GCO) o Línea Directa, están en disposición de afrontar desde una posición de alta solvencia.

Por este motivo, la consultora PwC considera que es un buen momento para analizar hacía dónde se dirige el sector con la confianza, la convergencia y la transformación como principales objetivos en el punto de mira.

Para ello, la firma ha elaborado el estudio “Insurance 2025 and beyond” con cinco tendencias, todos importantes e interconectadas entre sí, que las aseguradoras deberán plantearse de forma imperativa a la hora de fijar sus estrategias de crecimiento futuro.

Crear valor con el foco puesto en el cliente

Estos cinco puntos de acción para afrontar los desafíos en los próximos años pasan en primer lugar por el desarrollo de los ecosistemas digitales en un mundo cada vez tecnologizado y orientado a la Inteligencia digital que será clave en la detección de los riesgos y en la evaluación de los perfiles para ajustar las primas con el consiguiente ahorro de costes.

El segundo de esos factores será mantener al cliente en la cima del negocio, creando valor mediante la rápida evolución de los productos más ajustados y personalizados según sus preferencias y sus necesidades.

Para ello, la ejecución, como tercer elemento será fundamental construyendo una inteligencia de cliente única y apostando por la disrupción en los canales de distribución y rediseñando la cadena de valor para abrir aún más el abanico de posibilidades.

El cuarto punto se centra en las nuevas exigencias ESG. La inversión altamente responsable en medioambiente, social y gobernanza, donde la industria aseguradora tiene un papel fundamental, como pocos sectores pueden tener, tanto para contribuir a un mundo más equilibrado, más justo y más seguro.

Para todo ello, el quinto punto, la atracción de talento será básica. La atracción de perfiles adecuados y especializados para estar a la vanguardia de los últimos avances será un aspecto clave para el éxito del sector. Un camino por el que las aseguradoras parece ir a buen paso. Tal y como recoge un reciente estudio de la plataforma Guidewire, el 43% de los jóvenes considera muy atractivo al sector asegurador para trabajar, una cifra que supera en dos puntos al sector bancario.

Aquellas aseguradoras que logren anclar su estrategia en torno a estos cinco puntos, tal y como recoge el informe de PwC, generarán una importante ventaja competitiva para destacar en el mercado en los próximos años.

Las cotizadas españolas, en un buen momento para afrontar los desafíos

De las tres compañías que cotizan en el mercado español, quizás la que mayor potencial ofrece es Mapfre tras cerrar el primer semestre con una mejora del beneficio del 46%, hasta los 462 millones de euros, y con unos sólidos niveles de solvencia muy sólidos en torno al 200%.

El consenso del mercado fija su precio objetivo en torno a los 2,6 euros por acción. Entre las casas de análisis que observan un potencial incluso superior a este nivel se encuentra Bank of America que recomienda comprar con una valoración objetiva de 2,7 euros, lo cual supone un potencial alcista del 20% adicional al alza del 16% acumulada por la aseguradora en el global del año. A ello se suma una rentabilidad por dividendo del orden del 5,5%. Su diversificación geográfica y de producto la sitúa, además, en la mejor disposición para dar respuesta a todos estos grandes desafíos.

También destaca Grupo Catalana Occidente (GCO) para los más antiguos. La compañía ha sorprendido gratamente al mercado con sus resultados del segundo trimestre que han impulsado sus cuentas a junio por encima de los 380 millones de euros, un 10,6% más.

El grupo, destacan en Bankinter, acumula un sólido crecimiento en beneficios con un dividendo creciente y una cómoda solvencia que refuerzan su recomendación de comprar tras elevar su precio objetivo hasta los 45,5 euros por acción. Eso supone un potencial alcista de algo más del 10% desde su actual precio de mercado tras revalorizarse un 26% desde principios de enero.

Por detrás de ellas se sitúa Línea Directa, que este año registra un avance del 25% tras los duros ajustes sufridos desde su salida a Bolsa en abril de 2021. Su modelo de negocio basado en la venta directa, renunciando al sistema de mediación y muy ajustado a los riesgos para lograr unos precios muy competitivos se ha visto muy penalizado en los últimos años por la inflación y el aumento de los costes.

Una presión que empieza a moderarse con la relajación del IPC hacia niveles más normalizados. Eso se ha traducido en un beneficio neto de 25,4 millones de euros entre enero y junio, frente a unas pérdidas de 15 millones de euros en igual período del pasado ejercicio con una solvencia del 184% tras pagar dividendo. La peor de las tres, pero mejorando.

El sector, en cualquier caso, presenta una muy buena oportunidad de negocio tanto por el descuento general de estas sociedades cotizadas, sino también por la clara perspectiva de mejoría económica tanto del lado de los precios como laboral y consumo.

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