Estas cifras significan que las entidades financieras están aprovechando cualquier pequeño respiro por parte del índice hipotecario para rebajar las condiciones de sus préstamos. En juego está mantener viva, muy viva, la llama del negocio hipotecario, que en 2023 sufrió una caída significativa y que este año está remontando el vuelo. Solo en junio, la banca concedió un 8,1% más que en el mismo mes del año pasado.
Desde fuentes del sector se confía en un buen verano. “Julio ha terminado con un buen nivel de actividad y agosto no tiene porque ser peor”, señalan en una entidad financiera mediana muy agresiva en hipotecas. Por lo tanto, la banca confía en seguir mejorando las cifras de los dos mismos meses de 2023 en un entorno de mucho mayor optimismo porque la demanda de vivienda se mantiene en niveles muy altos.
Cuatro descensos consecutivos
Las cuatro caídas mensuales consecutivas del Euribor son un soplo de aire fresco para la banca, que anticipa nuevos descensos del índice hipotecario a corto plazo. El Euribor ha empezado agosto por debajo ya del 3,25%, animado por las expectativas de un nuevo descenso de los tipos de interés en la zona euro de 25 puntos básicos en la reunión de septiembre. Un movimiento más que descontado que la banca observa muy atentamente.
“Si se confirma la nueva rebaja de tipos y el Euribor sigue bajando, volveremos a retocar a la baja las condiciones de nuestras hipotecas a la vuelta del verano. Hay margen para llevar los precios a corto plazo hasta niveles medios del 3,20% siempre que el Euribor apunte a caídas hacia niveles del 3% a finales de año. Creemos que ahora mismo hay muchas posibilidades”, aseguran fuentes financieras.
Más allá de los precios oficiales de los préstamos, los bancos están haciendo rebajas significativas en la negociación cara a cara con los clientes. Para aquellos más solventes se están ofreciendo tipos claramente por debajo del tipo medio en un momento en el que todo el sector necesita elevar la producción. Todas las entidades quieren mejorar sus cifras hasta el final de 2024, lo que garantiza máxima competencia.
Fuentes del sector están de acuerdo en que no habrá tregua hasta el final del año, porque en estos momentos todos los elementos están a favor. Ningúna entidad quiere perder potenciales clientes en un momento clave. La rebaja de tipos obliga a un esfuerzo en precios que el conjunto de las entidades está dispuesto a acometer para mantener viva la producción.
"Hay que tener en cuenta que la nueva contratación sube mucho más que el saldo vivo, que ha frenado la caída en el último tramo del primer semestre pero avanza todavía a ritmo muy lento. La banca necesita seguir alimentando su almacén de hipotecas que producen intereses, y para eso no puede soltar ni un momento el pie del acelerador", señalan fuentes financieras.