Con un ego descomunal, el empresario francesn-accionista a través de Vivendi del grupo mediático español Prisa, editor de El País y de la Cadena Ser- intentó jugar al gato y al ratón con la justicia francesa. Para evitar la cárcel, por sendos delitos de corrupción política en varios países de África, firmó un acuerdo con la Fiscalía ante el riesgo de una condena de prisión efectiva. Antes de ir a juicio, reconoció haber sobornado a agentes públicos extranjeros y pagó por ello una multa de 375.000 euros.
El caso viene de antiguo. Para hacerse con concesiones logísticas de contenedores en los puertos de Lome (Togo) y de Conakry (Guinea), pero ya con décadas de experiencia en África, Bolloré compró los favores de altos dirigentes africanos, incluyendo el presidente togolés Fauré Gnassingbé, que además de los habituales pagos en dinero negro, recibió como regalo polítco algo que precisaba más que nada: asesoramiento gratis en campañas electorales.
Actividades en África
Bolloré África Logistics (BAL), con 23 terminales marítimos y terrestres de contenedores, 5.000 kilómetros de líneas ferroviarias, 24.000 asalariados, etc. fue vendido en 2022 al grupo suizo MSM por 5.700 millones de euros – el doble del valor de mercado que tenía antes del Covid 19, que disparó el tarifario del transporte marítimo de mercancías. Para entonces, Bolloré ya sabía que la Fiscalía Financiera gala ya llevaba una década investigando sus negocios africanos.
Fue todo un espectáculo su paso por el banco de los acusados, por “corrupción de agente publico extranjero” (por regla conlleva años de prisión) a un impasible “jubilado” de 76 años, dueño de la 11ª fortuna francesa (10.000 millones de euros), con profundas convicciones religiosas, una enorme influencia en las altas esferas políticas, sociales y financieras, y con poderosos instrumentos de opinión como Canal Plus, Paris Match, Jornal del Domingo, etc..
Todo salió diferente a lo esperado
El poderoso empresario tenía la convicción de que saldría del tribunal de la misma forma como había entrado, impávido y sereno. Para quedar libre de pecado, solo tendría que pagar la multa que ya tenía pactada antes del juicio. Pero el tribunal hizo lo que nadie esperaba. Ante gravedad de los hechos, decidió que no cabía otra alternativa que la intervención de Fiscalía, y el acusado tendrá que responder ante una instancia judicial superior.
Sin embargo, aunque su jubilación no se parece en nada al “remanso de paz” con el que habrá soñado, Bolloré nunca se esconde. Al contrario dio la cara por Canal Plus sucesivamente ante el Senado y la Asamblea Nacional, con vista a la renovación de licencias de televisión digital terrestre (TNT). Tendría que convencer a senadores y diputados de que la autoridad del sector no tenía por qué penalizar a Canal Plus por la forma como interpreta la “libertad de expresión”.
Pero lel regulador televisivo Arcom anunció que C8 y NRF quedaran sin sus licencias, que a partir de febrero 2025 tendrá nuevos dueños: Reels Tv del multimillonario checo Daniel Kretinsky (ex accionista del “Le Monde” y “financiador benévolo” del periódico de izquierda “Liberación”) y la operadora OFTV, propiedad del influyente grupo de prensa regional Oueste France.
Además, Arcom advirtió CNews, que para no poner en riesgo sus derechos de emisión, y tambien para no seguir pagando las multas habituales, que ya suman más de 300.000 euros, deberá cambiar radicalmente su política informativa, implantada y desarrollada siguiendo las instrucciones de Bolloré: lo que hace CNews, según la autoridad reguladora, es ofrecer “ una información sesgada con un desequilibrio continuado de opiniones y de puntos de vista”.
Sin embargo, Bolloré sigue presentando a sus medios informativos y de enternecimiento como “un modelo de libertad de expresión”. Y tendrá ya pensado lo que hacer para colmar la perdida de la licencia y del espacio de C8 en la televisión digital terrestre. Empezando por su emisión estrella: el “talk show” de Cyrill Hanouna “ne touche mas a mon poste (algo así como “no te atrevas a criticar mi programa”), con una media diaria de dos millones de seguidores … pero también con un volumen récord de 31 sanciones y unos 7,5 millones de euros de multas.
Y se nadie lo remedia, o sea en el caso de que C8 no pueda recuperar su espacio en la TDT, los “fans” de Cyrill Hanouna no quedarán huérfanos: cuando ya no puedan seguirlo en C8, podrán hacerlo en Internet, donde el polémico animador cuenta un gran número de “seguidores” .
Cabe pensar, además, que Bolloré no tiene la intención de abandonar al más polémico, fiel y popular de sus colaboradores en la televisión: se especula que Hanouna encontrará espacio en CNews o en algún otro medio de Canal Plus.
Cabría pensar, además, que el tiempo trabaja a favor de Bolloré. Empezando por un probable cambio del paisaje político favorable a la extrema de derecha de Marine Le Pen, que ya obtuvo un buen resultado en 2022 (41,45% frente a los 58,55% de Emmanuel Macron), y que apuesta todo en las presidenciales del 2027, donde saldrá como favorita.
Expectativas en España
Lo mismo podrá pasar con las expectativas de Bolloré en España. Aunque dejó de hablar de ello, sigue teniendo en punto de mira el control de PRISA, donde entró con un 7,6%, para reforzar la posición de su "socio protegido" Joseph Oughourlian (el cual le había facilitado antes en Francia la tomada de control de la editorial Lagardere), pero sin esconder sus ambiciones. Al poco tiempo ya llegaba al 12,8%, y si no fuera por la “ley anti opas” de Sánchez, ya habría asumido probablemente el control del grupo español.
Ahora estará apostando en la llegada de Feijóo a la Moncloa para abrirse camino. Y no carece de medios para alcanzar su objetivo. En 2023, con un volumen de ingresos de 10.522 millones de euros y un resultado positivo de 405 millones, Vivendi superó de largo el mal trago de 2022, cuando reportó unas pérdidas históricas de 1.010 millones.
Ademas prepara una escisión de sus actividades, con la creación de cuatro nuevas sociedades, para sacarlos en Bolsa. Fue lo que hizo en 2021 con Universal Music, cuya valoración subió de golpe, de 33.500 a 47.000 millones de euros.