La contención de las pérdidas es el primer paso para confiar en un posible rebote a corto plazo tras la tormenta perfecta. En este comienzo del mes de agosto se han unidos varios factores. El primero, la debilidad del mercado laboral norteamericano que acumula cuatro meses de deterioro, lo que ha cogido a la Reserva Federal con el pie cambiado ante el riesgo de un enfriamiento excesivo de la economía.
La institución decidió mantener tipos a finales de julio y en estos días se ha especulado con posibles medidas de urgencia tras el batacazo de los mercados. Aunque no parece que vaya a ser así. A ello se ha unido la rápida apreciación del yen después de que el Banco de Japón haya anunciado su intención de abandonar su histórica política monetaria de tipos negativos. Medida que retrasará tras la abrupta caída del mercado.
Mayores tasas perjudican a la bolsa nipona compuesta por empresas en su mayoría exportadoras, justificando su ajuste inmediato. Además, ha generado inquietud en las estrategias de carry trade, según los especialistas de Banca March, ya que los inversores venían utilizando el yen como base de financiación barata para invertir en activos con más riesgo en el resto del mundo, provocando un reajuste de estrategias con la apreciación de la moneda nipona.
En el horizonte vuelven a surgir, además, los fantasmas de una extensión de los conflictos en ciernes. Ucrania ha entrado en territorio ruso, soliviantando aún más a Putin, mientras Israel ha matado al líder de Hamás poniendo al mundo en vilo ante una posible respuesta conjunta de la organización terrorista e Irán.
Otro factor importante ha sido el reposicionamiento de grandes inversores como Warren Buffet en el mercado americano y un período, de menor liquidez, propicio para los algoritmos que en muchos casos han hecho saltar los “stop loss” en cadena, acentuando las tensiones.
Con todo, los analistas empiezan a restar preocupaciones respecto a una hipotética recesión como se ha empezado a hablar en los mercados. Si acaso habrá un aterrizaje suave, pero poco más. Eso debería devolver cierta tranquilidad al mercado en próximas semanas, con el Ibex mirando otra vez a los 11.000 puntos, a expensas de otras variables más complicadas de calibrar como son los conflictos bélicos.
Calendario semanal de bolsa
Los datos inflación y crecimiento, pero sobre todo los indicadores de construcción que llegarán desde Estados Unidos, pondrán a prueba la capacidad de recuperación de los mercados internacionales en esta semana que entra.
Este lunes, sin embargo, los inversores estarán huérfanos de referencias relevantes, lo único medianamente destacable serán los presupuestos del tesoro norteamericano.
El martes, mal día para casarse y embarcarse, se dará a conocer la tasa de paro en el Reino Unido, la inflación en España, el índice de confianza ZEW en Alemania y la producción industrial en Estados Unidos.
En la sesión del miércoles se esperan la inflación en el Reino Unido, la producción industrial y el PIB de la zona euro, y el IPC de Estados Unidos.
En la agenda financiera internacional del jueves destacará algunas citas importantes como la producción industrial y el PIB de Japón, y las ventas al por menor en China, la producción industrial que cobran especial importancia después de las fuertes caídas de las bolsas asiática. En Europa destacarán la producción industrial y el PIB del Reino Unido.
Al otro lado del Atlánticos se publicarán la capacidad de utilización, el índice de la Fed de Filadelfia, la producción industrial, los precios de importación y exportación, las ventas al por menor y los inventarios de negocios entre otras cosas.
El viernes, última sesión bursátil de la semana, se darán a conocer las ventas al por menor en el Reino Unido, la balanza comercial de la zona euro, así como los permisos de construcción y las casas iniciadas en julio, que pueden suponer un indicativo para saber si hay síntomas de recesión, y la confianza de la Universidad de Michigan.