La compañía que preside Marc Murtra acaba de crear la empresa (provisionalmente, denominada NewCo) que aglutinará su actividad espacial, prevista en el plan estratégico 2024-2030 puesto en marcha oficialmente el pasado mes de marzo en la que prevé alcanzar los 1.000 millones de euros en ingresos en ese periodo.
A esta nueva filial se incorporará Deimos, la compañía adquirida a Elecnor (por 25 millones de euros), especializada en el desarrollo de misiones espaciales basadas en pequeños satélites con filiales en Portugal, Italia, Rumanía y Reino Unido. Además de entrar en el capital de ITP la fabricante de motores de aviación vasca, de la que controla el 9,6%, adquirido por u os 175 millones de euros.
La hoja de ruta de Indra prevé inversiones de unos 1.200 millones de euros en tecnología (incluido un centro de I+D de. Nueva creación) durante los tres próximos años. Aunque la cifra no incluye los movimientos corporativos que se anticipan. La creación de Indra Espacio será el punto de partida para configurar ese nuevo pilar de la empresa que puede traducirse en la (insistentemente rumoreada) compra a Redeia de Hispasat e Hisdesat y “otros competidores”, no necesariamente españoles, tal como ha trascendido desde la tecnológica.
Aunque el ‘plato fuerte’ de la estrategia estará en el lado de la Defensa. Además de participar en grandes proyectos europeos como el programa NGWS/FCAS (Futuro Sistema de Aéreo de Combate), o en diez proyectos de la UE sobre sistemas anti drones, o la creación del primer centro virtual paneuropeo para la gestión de ciberriesgos (junto a la italiana Leonardo); la tecnológica española ha sido seleccionada por el gigante Lockheed Martin para equipar cuatro buques saudís con sistemas de defensa electrónica de vanguardia. Precisamente con la compañía estadounidense, Indra ha firmado un acuerdo que incluye la posibilidad de diseñar, desarrollar, fabricar o comercializar radares, sistemas de defensa electrónica, simuladores y soluciones de entrenamiento de ciberdefensa.
La compañía ya es líder mundial en mercados tan sensibles como el control del tráfico aéreo, los sistemas de recuento de votos (Indra gestiona todos los procesos electorales en España). De hecho, en 2021, Indra y Enaire (gestor español de navegación aérea) crearon Startical, una joint venture (controlada al 50%) que desplegará “una constelación de pequeños satélites para prestar servicios de vigilancia y comunicación, especialmente en zonas remotas y oceánicas, sin cobertura con los actuales sistemas de navegación aérea basados en infraestructuras terrestres”.
El polo industrial, en construcción
A principios de verano, Indra ha iniciado conversaciones con General Dynamics para adquirir una participación significativa de Santa Bárbara Sistemas, una compañía que el gigante estadounidense cobró al Estado español hace más de dos décadas. Las negociaciones, que continuarán a la vuelta del verano, incluye la toma de control del consorcio Tess Defence, responsable del desarrollo del vehículo blindado de combate VCR 8x8, ‘Dragón’ para el Ejército de Tierra, con más de 2.500 millones de presupuesto.
En cartera está la posible ampliación de la participación en ITP Aero (la antigua Industria de Turbo Propulsores creada junto a la británica Rolls Royce) hoy controlada por el Gobierno Vasco que intenta desde hace tiempo incorporar a la fabricante de motores de aviación a ese futuro polo de defensa español para asegurar el futuro de la compañía con sede en Zamudio (Vizcaya).
De momento, Indra ha cerrado alianzas a largo plazo con otras empresas españolas señeras en defensa. Alianzas que pasan por la entrada en su capital y en su consejo de grupos como Escribano (Advanced Engineering and Manufacturing, con el 8%), o Sapa Placencia (posee el 7,944%) que, sumadas a la participación pública de la Sepi, aseguran un núcleo duro español , vital para la tranquilidad de su principal cliente, el Ministerio de Defensa que encabeza Margarita Robles.
Indra reconoce que su estrategia de crecimiento pude incluir la compra de otras empresas europeas (en sistemas satelitales y de control aéreo, entre otros) aunque, de momento, nada comenta aún de la eventual incorporación de los astilleros Navantia a su proyecto.
Mejora el negocio
Internamente, el fichaje de José Vicente de los Mozos, en mayo del año pasado,, no solo ha permitido a la compañía acabar con los ‘bailes de sillas’ entre sus principales ejecutivos, sin también poner fin a una indefinición estratégica que frenaba su crecimiento. Durante años, la pretensión del Gobierno de crear un gigante español de la industria de defensa había chocado contra los ejecutivos de una empresa en la que el Estado (a través de la Sepi) controla el 25,159% del capital que pretendían conectar al mercado (y a su accionista) con las plusvalías de una potencial escisión y venta de parte de su negocio civil aglutinado en Minsait.
De los Mozos, un ejecutivo ‘industrial’ puro (procede de Renault) pactó con su consejo y su presidente, Marc Murtra, una nueva estrategia que pone el foco en los dos grandes negocios que se avecinan para las próximas décadas: la defensa y el espacio que, hasta entonces, eran su principal flanco débil frente a los gigante europeos Thales y Dassault (Francia), Leonardo (Italia) o Rheinmetall y Hensold (Alemania).
Los resultados del semestre muestran unos ingresos de 1.186 millones de euros. (el 8% interanual más) con crecimientos de ventas en todas sus divisiones, con especial fuerza en defensa (sube el 16%). La joya del grupo, Minsait, ha mejorado ingresos el 6% hasta los 747 millones, con mejoras en todos sus negocios: Servicios Financieros crecen el 10% respecto al primer semestre de 2023; Energía & Industria, mejora el 5% y las áreas de Administraciones Públicas y Sanidad lo hacen al 4%; frente Telecom & Media cuyo volumen de negocio baja el 3% hasta junio.
El negocio de Tráfico Aéreo mejora sus ventas el 7,5% hasta los 90 millones gracias a varios proyectos en Azerbaiyán, el Reino Unido y Noruega.
El beneficio neto crece el 15% respecto a la primera mitad del año pasado, mientras la deuda neta, 93 millones arroja una ratio de endeudamiento de 0,2 veces el Ebitda (beneficio bruto de explotación).
Pese a todo, los inversores parecen no ver el cambio de tendencia en los negocios donde Indra pone ahora su foco. El escenario bélico en Ucrania y Oriente Medio y los compromisos adquiridos con al OTAn harán que tanto a nivel nacional, como europeo y trasatlántico, el presupuesto militar español crecerá ostensiblemente en los próximos años. De hecho, la cartera de pedidos de Indra (7.148 millones al cierre del primer semestre, el 5% más), con una subida de la contratación en Defensa, del 6% y del 57% en control del tráfico aéreo (integrado en la nueva Indra Espacio).
Como señala Julián Pérez de CIMD Research, Indra cotiza actualmente a 6,5 veces su EBITDA y con un PE de 12 veces. “Más o menos en línea con sus históricos”, señala. La acción cerró la emana pasada a un precio de 16,71 euros; aunque esa casa de análisis sitúa el precio objetivo en 22 euros por título.
“Eso implica unos múltiplos de 7,5 veces el EBITDA previsto para 2024” (531 millones, el 19% más que el año pasado) que se sitúa por encima de los valores históricos de la empresa “pero muy por debajo de la media tanto del sector defensa como de IT” (tecnologías de la información).
Solo en Defensa, los valores de los grandes competidores europeos casi duplican en algunos casos a los de la tecnológica española. Ya que en términos de valor empresa respecto a Ebitda en el área de Defensa, Thales se sitúa en las 11,4 veces el beneficio bruto de explotación, mientras Dassault está en 11,7 veces y detrás de las alemanas Rheinmetall (12,7 veces) y Hensold (11,3 veces). Los analistas valoran a la italiana Leonardo en 8,3 veces Ebitda; lo que hace que la media europea de este negocio se valore en 1,11 veces su beneficio bruto de explotación.