ANÁLISIS

Los datos de Eurostat sobre quiebras y exportaciones contradicen el optimismo del Gobierno de Pedro Sanchez

Malestar entre el em­pre­sa­riado por el au­mento de quie­bras y el freno del Comercio Exterior

Eurostat.
Eurostat.

Los datos vienen a ex­plicar el ma­lestar de los em­pre­sa­rios. Advierten al Gobierno, y en es­pe­cial a la vi­ce­pre­si­denta se­gunda, que la eco­nomía de las em­presas no es tan bo­yante como tanto Yolanda Díaz como los mi­nis­tros de Economía, Carlos Cuervo, o la de Hacienda, María Jesús Montero, han dado a en­tender en sus más com­pa­re­cen­cias y con el anuncio de nuevas me­didas que pe­na­lizan la ac­ti­vidad de las em­pre­sas.

Por lo que respecta a las declaraciones de quiebras empresariales, España se sitúa en el primer lugar en lo que va de año, con un crecimiento del índice de quiebras del 51,7 % en el primer trimestre del presente ejercicio en relación con el mismo período del año anterior, según Eurostat, la oficina de estadísticas de la Unión Europea..

Este dato compara con un aumento medio más moderado, del 15,9 % en las empresas del total de la Unión Europea y del 18,9 %, si nos centramos en el ámbito de la zona euro. Dudoso honor el de la economía española España, pues se trata de una clasificación que expresa uno de los lados más negativos de la evolución de una economía de mercado, como es justamente el que supone el fin de una actividad empresarial.

Bien es cierto que, en términos absolutos de destrucción de empresas, el país que lidera esta clasificación es Hungría, con un índice del 395,8 %, tras haberlo incrementado un 5,3 % en los tres primeros meses de este año. El índice de referencia es 100, fijado en el año 2021.

La Union Europea recula a marchas forzadas

Situación igualmente muy negativa la muestra también de Holanda. En lo que va de año, es la segunda cuyo índice de quiebras empresariales más crece, después de España, con un 43,6 %. Sitúa su índice en el 227,5 %, lo que la coloca en el segundo lugar de la clasificación en términos absolutos, tras Hungría, pese a tratarse de una de las economías más abiertas del mundo.

La comparación con las grandes economías europeas es todavía más alarmante. Como alerta el sector empresarial ante el optimismo del Gobierno, y ante su política de incremento de impuestos a los sectores empresariales más relevantes de nuestra economía, la comparación con Italia, Francia o Alemania deja a España en muy mal lugar.

Italia, donde también se ha producido un incremento del índice de quiebra de empresas, este incremento se reduce al 23,3 %. Pese a su importancia, es menos de la mitad del caso español. Pero su índice está por debajo del 100, lo que significa que ha mejorado respecto de lo que sucedía en su economía en el 2021.

Inmediatamente después de Italia, en el séptimo lugar del índice de desaparición de empresas en Europa, se sitúa Francia, cuyo índice de quiebras aumentó un 19,7 % en el primer trimestre de este año. El legado de la política económica del Gobierno de Enmanuel Macron en este ámbito es manifiestamente mejorable.

El caso opuesto lo representa Alemania. En el presente ejercicio ha rebajado su porcentaje de quiebras en un 20,6 %. En términos absolutos, su índice está en 92,8 puntos, casi 8 puntos por debajo del 100 establecido 2021.

Confirmada la caída de las exportaciones de los últimos 12 meses en el primer cuatrimestre

No menos razón parecen tener los empresarios cuando alertan de la necesidad de que las nuevas medidas económicas y laborales se lleven a cabo con acuerdos y tratando de mejorar la competitividad de nuestros productos. La caída en el primer cuatrimestre de este año de las exportaciones, así como ya sucedió el pasado año, evidencian que la competitividad de los productos españoles puede mejorar.

De hecho, la patronal acude este lunes sin una propuesta por escrito a la reunión con el ministerio de Trabajo sobre una cuestión tan determinante para la productividad como es la reducción de la jornada laboral que pretende imponer la vicepresidenta segunda y ministra de Empleo, Yolanda Díaz. Y acuden preocupados con los datos de la caída de las exportaciones españolas, tanto como sucedió el año pasado y como ha ocurrido en el primer cuatrimestre del año.

De forma resumida, ateniéndonos a los datos registrados en Eurostat, y recogidos de los datos que envían los distintos Estados miembros a su sede en Luxemburgo, muestran que el total de las exportaciones españolas han caído en los últimos doce meses en 21.224 millones respecto de los 12 meses anteriores. Así, se pasó de 400.307 millones a 379.083 millones en los últimos 12 meses con los que se cuentan datos. Es decir, una caída del 5,3 %, según Datacomex, registro de las estadísticas oficiales del Ministerio de Economía, Comercio y Empresa.

Si los datos se limitan al primer cuatrimestre del año, la caída se reduce a 4.606 millones. Esto es así pese a que, en el mes de abril, como difundía el ministerio de Economía el pasado día 17, y como reiteraba Carlos Cuervo en su reciente comparecencia en el Congreso de los Diputados, las exportaciones españolas habían crecido “el 15,8 % en abril hasta los 33.990 millones de euros, máximo histórico del mes”.

Así, pese al incremento mencionado de casi un 16 % en el mes de abril, las exportaciones han registrado en los cuatro meses del año, una caída 4.606 millones de euros. Supone un descenso del 3,48 % en lo que va de año, al pasar de 132.026 millones en los cuatro primeros meses de 2023 a los 127.420 de este año.

De nuevo la comparación con nuestros principales socios en la Unión Europea es negativa para España. De los 27 países, en 14 han aumentado las exportaciones, mientras en 13 han caído. Pero tanto Francia, Alemania y especialmente Italia, han mejorado sus datos. Como también lo ha hecho Polonia.

Es cierto en cambio que los datos del mes de abril son muy alentadores. Aunque el optimismo del Gobierno parece desmedido, al hacer la comparativa de las estadísticas, poniéndose como ejemplo tanto de países de nuestro entorno como de EEUU y China, al circunscribirse exclusivamente a ese mes de abril. Una mirada más amplia, como la que reflejan los últimos 12 meses, resulta más realista.

Como sería más realista, de cara al futuro de la mejora de la competitividad española, que el Gobierno no intente imponer sus medidas a la fuerza a los empresarios, pues en definitiva son quienes asumen la gran parte de la responsabilidad última de la creación de empleo y de riqueza.

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