Fuentes financieras solventes aseguran a www.capitalmadrid.com que Torres ha comprometido su futuro al éxito de la operación, que de momento ha hecho aguas y no solo por el rechazo del consejo del Sabadell. Ha sido precisamente el mercado el que ha anulado virtualmente la operación ante la resistencia de los fondos accionistas a "atravesar el desierto" de una fusión que, a medio plazo, sumía al BBVA en un significativo deterioro de su valor bursátil.
El banco con sede en Bilbao -que este martes reaccionó con alivio en Bolsa, al registrar con alzas del 3,45% el rechazo de la operación- ha perdido más de la mitad de la ganancia de su valor bursátil en el año (un 60%), como consecuencia de una OPA "no solicitada" que muchos accionistas institucionales ya intuían de antemano. Sólo en los cinco días bursátiles que han pasado desde la filtración de la OPA el valor ha caído más de un 12%.
Es más, fuentes del mercado aseguran que la publicación de la noticia la semana pasada por una agencia británica, minutos antes de ser comunicada al Sabadell, fue una operación de libro, orquestada por algún fondo accionista del BBVA, disconforme con la misma. "Había llegado el momento de buscar nuevos horizontes... el banco había perdido todo el interés para nosotros", comentó a www.capitalmadrid.com una fuente.
Pocas opciones a corto plazo
Carlos Torres y el sector de la gestión del banco que le apoya se ha quedado con escasas opciones para mantener el "momento" de la OPA. La defensa numantina del consejo del Sabadell, que ha preparado toda una estrategia de retribución adicional a sus accionistas para compensar las escasas ventajas financieras que prometía la oferta del BBVA, ha reducido las opciones del banco bilbaíno.
Algunos expertos estiman que, con la evolución del valor bursátil del Sabadell y la reducción simultánea de la del BBVA, el banco de Carlos Torres necesitaría, adicionalmente, otros 5.500 millones de euros en efectivo (sobre los 11.500 millones de coste inicial que eran ofrecidos en acciones) para poder lanzar una oferta hostil. "Demasiado dinero para un banco que, aunque los tenga con una ampliación de capital forzosa, compromete su futuro para varios años", señalan en Bilbao, dentro de un sector del consejo que cada vez se distancia más de Torres.
Algunas fuentes próximas al consejo consideran que la OPA es, o ha sido, una especie de huída hacia adelante del propio Torres frente a los que se oponen a su gestión, cada vez más numerosos e intensos opositores que crecen como olas enormes en el edificio de la la vela desde hace meses.
La caída de rentabilidad de las filiales mexicana y sobre todo la turca del banco -junto a la menor actividad en España por un déficit de gestión manifiesto- ha disminuido el poder de Torres en el banco frente a su consejero delegado, el turco Onur Genç, impuesto desde el BCE para solucionar el denominado "problema del Garanti", la filial turca en la que el BBVA invirtió casí toda la tesorería que obtuvo por la salida del Compass Bank norteamericano, otro de los fiascos en los que el anterior presidente del BBVA, Francisco González, metió a la entidad en su desastrosa gestión.