Según el estudio encargado a la consultora EY, denominado ‘Grids por Speed, España debería acometer en ese periodo unas inversiones anuales de 4.300 millones de euros, frente a los 2.000 millones que se invierten actualmente.
La actual planificación ha elevado a 52.920 millones de euros las inversiones en redes, lo que supone el 18% de las inversiones totales de la década. O, dicho de otro modo, proyecta inversiones de 0,45 euros en redes por cada euro invertido en capacidad de generación renovable, muy lejos de los 0,67 euros por euro renovable que Eurelectric considera imprescindible.
La patronal europea considera que las redes de distribución de Europa necesitan ser modernizadas “urgentemente” para permitir una electrificación masiva del transporte, la calefacción y la industria, integrar energías renovables y resistir las amenazas cibernéticas y los fenómenos meteorológicos extremos cada vez más frecuentes. Y es tajante al asegurar que la opción es “duplicar las inversiones en la distribución eléctrica o perder la carrera de Europa hacia el cero neto” de emisiones.
“Poner la red al día reducirá significativamente las importaciones de combustibles fósiles, creará más de dos millones de empleos, generará mayores ahorros de energía y proporcionará un suministro eléctrico más confiable, al tiempo que acelerará la descarbonización de la economía europea”, añade.
Según el presidente de Eurelectric, cargo que ocupa el consejero delegad de la eléctrica alemana E.ON, Leonhard Birnbaum, ”para una transición energética exitosa, la UE necesita enormes cantidades de capacidad adicional de red. Los volúmenes de inversión para los operadores de sistemas de distribución deben duplicarse. Aunque esto requerirá un aumento significativo, el costo de no invertir es aún mayor. Para tener éxito, necesitamos rendimientos atractivos para los inversores que puedan financiarlo, tecnología y electrificación rápida para gestionar las tarifas de distribución".
Fin al tope inversor español
En esa línea, Eurelectric insta al Gobierno español a eliminar los límites de inversión que, para las eléctricas europeas, convierten en papel mojado los objetivos del borrador del nuevo Plan Nacional Integrado de Energía y Clima (PNIEC), que ya han sido cuestionados por las energéticas españolas por su falta de ambición.
Según expertos del sector, "mientras Eurelectric considera necesario duplicar las inversiones en redes para no perder el reto de la descarbonización, Ribera mantiene los límites a la inversión en redes”. El cambio en la titularidad del Ministerio de Transición Ecológica y el Reto Demográfico como consecuencia de la marcha de Teresa Ribera (cabeza de lista por el PSOE a las elecciones europeas) abre, según otros expertos “una cierta esperanza de recuperar el tiempo perdido”.
Actualmente, España tiene establecido un tope a la inversión en redes de transporte del 0,065% del PIB anual (sin incluir inversiones en interconexiones), y del 0,13% del PIB para la red de distribución. Aunque el Ministerio de Teresa Ribera estudia subir ese máximo, en la última revisión de la planificación eléctrica, que afecta a las inversiones en la red de Transporte, se usaron para la nueva capacidad de conexión sólo 500 millones de los 1.000 millones con que contaba de financiación. Eso dejó “proyectos industriales mil millonarios en Comunidades como Madrid y Andalucía, que han sido muy críticas con la decisión de Ribera”.
Estos 4.300 millones, no obstante, chocan con un obstáculo legal que se remonta a 2013. El Gobierno estableció entonces un límite anual a la inversión en redes, que en el caso de las de distribución —responsabilidad de las compañías eléctricas— asciende al 0,13% del PIB; es decir, unos 2.000 millones de euros anuales, menos de la mitad de la estimación de Eurelectric. Además se estableció un tope del 0,13% del PIB para la inversión en redes de distribución, responsabilidad de las eléctricas —unos 2.000 millones de euros—; y del 0,065% en transporte, responsabilidad de Red Eléctrica (REE) que supone mil millones más.
Estos máximos se modificaron al alza excepcionalmente en 2020 y 2022 como consecuencia de la crisis provocada por la pandemia y la guerra de Ucrania, pero todavía los mantiene el Gobierno de Pedro Sánchez los ha mantenido a pesar de que esa escasa inversión (como reclamó el consejero delegado de Endesa, José Bogas, ante la junta de accionistas) choca con la política económica de expandir el gasto para estimular el crecimiento.
Arriesgar la descarbonización
Eurelectric basa su petición de duplicar las inversiones europeas en la transformación del sistema energético como consecuencia de los cambios sociales. Así, según el estudio realizado entre los 27 países de la UE más Noruega, para 2050, la electricidad representará el 60% del consumo final de energía frente al 23% actual.
Para esa fecha, la capacidad renovable habrá aumentado seis veces desde 2020, con el 70% de la generación y el almacenamiento renovables conectados a nivel de distribución. Las solicitudes de conexión -añade el informe- crecen más rápido que la modernización de la red y continuarán creciendo a medida que avance la electrificación de los sectores de uso final. “Estos desarrollos ponen tensión en la red”, asegura la patronal.
Para aliviar esta tensión, las inversiones anuales en infraestructura nueva y modernizada, así como en digitalización, deberían alcanzar los 67.000 millones de euros desde 2025 hasta 2050 (el 0,4% del PIB de la UE). Aunque Eurelectric también propone medidas que podrían rebajar esa cifra. “Estrategias de red emergentes y prospectivas, como inversiones anticipatorias, gestión óptima de activos y flexibilidad amigable con la red, podrían reducir esta cifra a 55.000 millones de euros por año si se implementan adecuadamente”.
Y añade: “No lograr tales inversiones pondría en peligro el 74% de las conexiones previstas en tecnologías clave de descarbonización como vehículos eléctricos (VE), bombas de calor y energías renovables. Por otro lado, invertir acelerará la electrificación y ayudará a la UE a ahorrar 309.000 millones de euros cada año en importaciones de combustibles fósiles desde 2040 hasta 2050”.
Escalar las inversiones en la red requiere un esfuerzo dual. Las autoridades nacionales deben implementar la legislación acordada, como las inversiones anticipatorias, mientras adaptan el régimen regulatorio para apoyar el aumento de la inversión. Esto significa eliminar los límites de inversión, agilizar los procedimientos de permiso y adquisición de la red y reducir los riesgos de inversión para fomentar la financiación privada, al tiempo que se abre la financiación pública a través del presupuesto de la UE.
Finalmente, la patronal eléctrica europea hace un llamamiento a los gobiernos de los 27 miembros de la UE tanto a nivel nacional como regional para asegurar las inversiones en la red, fortalecer las cadenas de suministro y liberar sus beneficios sociales. Aunque también señala los riesgos y retos a los que se enfrenta el sector:
“Asegurar el futuro de la red también depende de la capacidad de la cadena de suministro para escalar. Incluso si se cumplen las inversiones necesarias, las actuales carencias de cobre, un déficit de talento, tiempos de fabricación prolongados y los costos de los transformadores pueden obstaculizar el desarrollo de la infraestructura. Estos cuellos de botella deben abordarse rápidamente mediante una planificación estratégica, una colaboración mejorada entre los responsables políticos y las industrias europeas, así como nuevas iniciativas de formación para agilizar los certificados educativos y asegurar una fuerza laboral cualificada”, concluye.