En este juego de piezas de ajedrez lo que todavía no se vislumbra es si Arantxa Tapia, actual consejera de Desarrollo Económico, repetirá en dicha cartera en el caso de que ocurra lo más probable (que PNV y PSE acuerden entronar a Imanol Pradales). Ella misma no ha aclarado su futuro, pese a que muchas las voces empresariales y sindicales del sector abogan por su continuidad alegando experiencia y para evitar cambios drásticos con tanto en juego en el terreno económico e industrial.
El futuro en verde de Petronor
La situación actual de Petronor no tiene nada que ver con la de Siemens Gamesa, hundida en las pérdidas y con la actividad prácticamente en stand by. Sin embargo, desde la filial de Repsol tienen en la próxima legislatura el momento clave para que se dé la consolidación de los proyectos alternativos al petróleo; además de los pasos que desde la compañía debe dar para ir reduciendo sus emisiones. Uno de esos hitos marcada en su hoja de ruta es alumbrar en el año 2025 tanto la nueva planta de combustibles sintéticos como el gran electrolizador de 100 MW que cubriría casi una tercera parte del gasto energético de la refinería vasca.
Además, Repsol ya ha comenzado a producir un tipo de fuel renovable con la idea de que este combustible más sostenible vaya llegando a las instalaciones a corto-medio plazo. Pero, no cuenta con el visto bueno de Madrid; escenificado en la ministra Teresa Ribera, que considera que el impacto del fuel sintético será muy limitado.
Otra alternativa, la eólica
La eólica es el presente en la descarbonización y concentra ya una parte muy relevante de la actividad de la industria vasca. Pero nos encontramos con el escollo de la situación que vive uno de sus motores, Siemens Gamesa que sigue sin dar con la solución a los problemas en sus turbinas y sin poder reanudar las ventas. Una crisis en la ya casi nada puede hacer el Ejecutivo de Lakua, por lo que la firma se coloca como unas de las grandes preocupaciones a nivel industrial para la próxima legislatura.
Entre Barcelona y Madrid
En lo que al acero se refiere, las cosas no andan mucho mejor. La competencia europea va en cabeza y la sostenibilidad es un punto clave cuando se trata de vender este material. Por si fuera poco, las plantas vascas del grupo catalán Celsa tienen encima de la mesa el enredo por el proceso judicial por la propiedad y un trasvase de poderes que puede ser eterno. Y esto se ha trasladado en forma de nerviosismo entre los trabajadores de la plantilla de Celsa, no solo en Euskadi sino en España.
Y es que la confianza en los nuevos propietarios es mínima, incluso se pone en duda ya que se vayan a cumplir los compromisos sociales y de continuidad pactados con el Gobierno central por lo que desde hace tiempo se reclama a la propia Tapia que presione a Madrid para garantizar la continuidad de una planta que encara este año con un ERTE, con mínimos de producción y sin apenas inversiones en eficiencia energética.
Aunque la batalla principal de Celsa se va a dilucidar entre Barcelona y Madrid, el nuevo Ejecutivo vasco puede tener mucho que decir cuando haya que decidir el futuro de Nervacero y Laminaciones Arregui.