Los in­ver­sores em­piezan a an­te­poner la se­gu­ridad a la ren­ta­bi­li­dad, según EFPA

El oro deslumbra ante los riesgos geopolíticos y la inestabilidad

Inmuebles, pri­vate equity y crip­to­mo­nedas entre las in­ver­siones al­ter­na­tivas más atrac­tivas

El oro como inversión.
El oro como inversión.

Los ac­tuales ni­veles de ines­ta­bi­lidad po­lí­tica hacen que los in­ver­sores an­te­pongan la se­gu­ridad a la ren­ta­bi­lidad en sus car­te­ras. Esta es una de las prin­ci­pales con­clu­siones de la re­ciente ra­dio­grafía de ase­so­ra­miento fi­nan­ciero que ha ela­bo­rado EFPA España (European Financial Planning Association). En ella, más de 500 pro­fe­sio­nales han ofre­cido su vi­sión acerca de cómo está cam­biando el perfil in­versor de sus clientes en el es­ce­nario ac­tual y cuál es su grado de co­no­ci­miento sobre los pro­ductos fi­nan­cie­ros. El oro es el valor es­trella del mer­cado en estos mo­men­tos.

En la jornada del martes, el metal amarillo alcanzó un nuevo máximo histórico de 2.384,35 dólares por el 'rally' inversor y de los bancos centrales. Dejó atrás el récord establecido este mismo lunes tras conquistar a media mañana los 2.384,35 dólares (2.196,18 euros), según los datos del mercado consultados por Europa Press.

El metal precioso ha llegado a fijar un nuevo máximo histórico, si bien ha contenido su avance y ha ido perdiendo fuerza a lo largo del día y, sobre la hora de cierre en Europa, la onza cotizaba con una subida del 0,31%, a 2.358,30 dólares (2.172,19 euros).

Datos de la encuesta

Según los datos de la encuesta, la principal preocupación para los clientes de los profesionales del asesoramiento financiero, un 40%, son los riesgos geopolíticos, seguido de la situación de los mercados y el impacto en sus inversiones, un 30%, y la inflación un 23%.

El actual contexto de inestabilidad hace que, tal y como afirma el 46% de los profesionales encuestados, el perfil de los inversores se haya vuelto más conservador en el último año, invirtiendo en productos de menor riesgo por su preocupación por preservar el capital. Estas preocupaciones están generando un cambio de sesgo de los ahorradores, según el 49% de los asesores consultados, empieza a anteponer la seguridad sobre la rentabilidad de sus inversiones, señalando a la fiscalidad de los productos contratados como un factor que menos interesa a los inversores.

En esta línea, al ser consultados por qué tipo de vehículos alternativos son los que más interés despiertan entre los inversores, el 54% señala que son los bienes inmuebles seguidos del private equity (23%) y las criptomonedas (15%). Unas alternativas a las que también hay que sumar el oro.

El precio de los metales preciosos se dispara

A esta relación de activos alternativos de inversión también se estaría uniendo los metales preciosos. La necesidad de mantener la estabilidad financiera y generar confianza explica en buena medida la creciente demanda de oro por parte de los bancos centrales desde 2022. En los dos últimos años, la compra de las grandes entidades nacionales ha batido récords. Una tendencia que se ha intensificado en el primer trimestre del ejercicio.

Las incertidumbres económicas y en espacial las tensiones geopolíticas, que sitúan al mundo en un ambiente prebélico nunca visto desde la II Guerra Mundial, han disparado el interés sostenido por los metales preciosos como fórmula de protección con uno de los activos más seguros y fiable para los mercados internacionales

De este modo, en las últimas semanas la cotización de la onza de oro ha conseguido superar los 2.300 dólares. Un nivel histórico que, pese a algunas tomas de beneficios, está logrando asentar incluso con los rendimientos de los bonos del Tesoro, su gran oponente financiero, al alza. Movimiento que ha cogido por sorpresa a un buen número de operadores.

El motivo estaría no solo en las compras de los grandes bancos centrales, sino también en una creciente demanda de los consumidores asiáticos, grandes amantes del oro como valor refugio, en especial de China.

Aunque cabe esperar una posible corrección a corto plazo fruto de la retirada de beneficios, lo más probable, apuntan los analistas, es que la tendencia alcista tenga continuidad este año en medio de las tensiones geopolíticas y con medio mundo afrontando elecciones, lo que da aún espacio para nuevos movimientos especulativos hacia como mínimo los 2.500 dólares por cada onza de oro.

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