Muchos analistas extranjeros consultados no lo dudan: la incertidumbre política es la principal causa, entre otras.
Para empezar, el Ibex 35 es el único gran índice de la zona euro que baja en lo que va de año. La caída aun no es preocupante, de algo más de un 2%, pero contrasta con la subida superior al 3% del Euro Stoxx de los grandes valores del área. Pero más allá de este desfase que todavía no se puede denominar como exagerado, hay otro elemento que aún significa más en lo que se refiere a las preferencias de los inversores.
En enero, las cifras de contratación de Bolsas y Mercados Españoles (BME) sobre acciones españolas se situaron en los niveles más bajos en ese mes desde que hay estadísticas. Sólo en la comparación interanual la caída es del 15%, y eso que enero del año pasado ya marcó una cota muy modesta. Por lo tanto, el mercado español no es ahora el más atractivo del momento.
"Los síntomas no son los mejores, desde luego. Es en el comienzo de año cuando las grandes gestoras internacionales despliegan sus estrategias en cada uno de los mercados. Y España no está ahora entre sus favoritos, en parte por la gran carrera alcista que realizó en el tramo final de 2023 y en parte porque el ruido político está haciendo mella. Crece el temor a que se dispare la inestabilidad", señalan en una gran gestora internacional.
Incertidumbre política
La batalla judicial en torno a la amnistía, las previsibles dificultades para sacar adelante los presupuestos generales (de los que tanto dependerá la duración de la legislatura) y las crecientes disensiones entre los miembros del Gobierno empiezan a pasar factura a los valores españoles, muy especialmente a los que más dependen del mercado doméstico. Sus volúmenes de negocio son en algún caso insignificantes.
"Salvo las compras en bancos (salpicados ayer por las incertidumbres sobre la banca regional estadounidense) y algunos valores muy concretos como Indra, Logista, Ferrovial o Telefónica, el Ibex 35 está ofreciendo una imagen de enorme atonía en 2025, con casi la mitad de sus integrantes en números rojos y con los sectores de energía e inmobiliario (donde puede pesar más el intervencionismo del Gobierno) especialmente tocados", señala un veterano bolsista.
De momento, la temporada de resultados en marcha no está cambiando significativamente ni la tendencia de un Ibex 35 que ve un poco más lejos el nivel de los 10.000 puntos (resulta inevitable la comparación con el otro gran índice del sur de Europa, el MIB italiano, que avanza un 2,5% en lo que va de año), ni tampoco los niveles de actividad, que en febrero siguen en registros más que discretos.
De momento, al Ibex le pesan los kilos cogidos al final de 2023 y el alboroto generalizado en la arena política, que ayer se hizo muy patente en el primer cara a cara del año entre el presidente Sanchez y el líder de la oposición Alberto Núñez Feijóo. Una guerra que promete muchas más batallas y que no es el único factor, pero sí uno relevante, que está provocando uno de los arranques de año bursátil más fríos de los últimos tiempos en la bolsa española.