BOLSA

BME, Libro Blanco para recuperar gloria

Las bolsas es­pañolas no atra­viesan por su mejor mo­mento. Pese a la re­va­lo­ri­za­ción de cerca del 23%, el año pa­sado se vio ca­rac­te­ri­zado por unos vo­lú­menes de ne­go­cios sen­si­ble­mente ba­jos. BME ha pre­sen­tado su Libro Blanco con el fin de im­pulsar la com­pe­ti­ti­vidad de los mer­cados de ca­pi­ta­les.

Para impulsar los mercados de capitales españoles, el informe ha sido elaborado para conocer el estado actual de los mercados financieros españoles como pilar de la economía y analizar las posibles medidas a aplicar con el fin de impulsar su competitividad. Un proyecto a largo plazo ante la convicción de la relevancia de los mercados financieros a la hora de contribuir a la financiación y la solidez del tejido empresarial, así como sobre su capacidad de financiar la transición hacia una economía sostenible.

En este sentido, la principal conclusión extraída del Libro Blanco es la necesidad de un esfuerzo conjunto para mejorar su competitividad. Uno de los principales déficits es su evidente falta de tamaño, pero el régimen regulatorio y fiscal vigente también es un importante hándicap al situar al mercado de capitales español en desventaja frente al de otros países en un entorno de competencia global.

El trabajo, elaborado con el apoyo de Deloitte, ha contado con las opiniones de una treintena de entidades, entre las que se encuentran las principales autoridades financieras y un buen número de participantes y actores del mercado de capitales español. Fruto de estas consultas BME ha extraído 56 posible medidas y acciones concretas para impulsar el nivel de competitividad, presencia y atractivo que le corresponde a escala europea e internacional, según el verdadero peso económico de España.

Estas propuestas se dividen en cuatro grandes bloques. El primero enfocado a fomentar la incorporación de las empresas a los mercados de valores españoles, con medidas como la simplificación de los procesos de admisión a cotización, mantener y acentuar los incentivos fiscales, eliminar la obligación de pasar del sistema multilateral de negociación al mercado principal al alcanzar un umbral de capitalización, agilizar los procesos de autorización de productos en los mercados y las cámaras de compensación de derivados o implementar en la normativa del Impuesto sobre Sociedades español las medidas que recoge la propuesta de Directiva DEBRA.

El segundo bloque se centra en la necesidad de potenciar la canalización de la inversión hacia las empresas. Entre las medidas a aplicar destaca el desarrollo de fórmulas para incentivar la participación de inversores minoristas en mercados de valores españoles, la flexibilización y fomento de la inversión en pymes, modificar el régimen de comercialización, incentivar las salidas a Bolsa o la aplicación de exenciones a no residentes sobre los dividendos percibidos.

El tercer gran objetivo es atraer la circulación de ahorro e inversión en mercados nacionales evitando su deslocalización. Para ello se podrían eliminar el Impuesto a las Transacciones Financieras en España, desarrollar una estrategia de comunicación para conseguir un aumento real en los volúmenes de emisión de renta fija de las grandes empresas españolas, ampliar la exención de tributación en el Impuesto sobre la Renta de No Residentes a ganancias de capital obtenidas en valores cotizados en mercados para pymes en crecimiento (BME Growth), mejorar y ampliar el acceso de los inversores minoristas al mercado primario (de emisión) y secundario (de negociación) de Deuda Pública y modificar la regulación relativa a los ETF.

El cuarto y último bloque busca favorecer el desarrollo efectivo de nuevos ecosistemas regulados de inversión y financiación mediante la agilización en la creación de estructuras para aprovechar el régimen simplificado de MiCA, establecer un régimen fiscal incentivador para actividades de activos digitales, diseñar un Plan nacional de Educación Financiera orientado a mejorar la diversificación de la estructura de ahorro e inversión de las familias españolas y converger con Europa, adaptar la regulación y fiscalidad para la creación de un producto de inversión individual en forma de cuenta o fondo “paraguas” que permita traspasos entre activos elegibles y promover la creación de una Mesa nacional de seguimiento y mejora continua de la competitividad de los mercados de capitales españoles.

En este sentido, Javier Hernani, consejero delegado de BME, ha recordado que “en la última década, los mercados han canalizado financiación a las empresas en forma de capital por valor de 217.000 millones de euros, lo que da una clara referencia de su trascendencia. Si sumamos la contribución de la renta fija, en la que se incluye la Deuda Pública, la cifra asciende a 1,5 billones de euros canalizados en los mercados que gestiona BME”.

Por este motivo ha recalcado la imperiosa necesidad de “favorecer la actividad y el tamaño de los mercados de capitales españoles como una cuestión de Estado que requiere poner en marcha diferentes acciones estratégicas. “España tiene un enorme potencial y todas las partes implicadas debemos remar en la misma dirección. Necesitamos ser más eficientes y ganar en competitividad como país, y los mercados financieros son una pieza clave para lograrlo”.

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