En el sector financiero hay preocupación, pero no miedo por la caída de los ingresos. El saldo vivo hipotecario (volumen de préstamos que generan intereses para la banca) ha caído en más de 10.000 millones de euros en lo que va de año, pero viene de una gran recuperación en 2021 y la primera mitad de 2022. Entonces, la banca concedió miles y miles de hipotecas a los tipos de interés más bajos de la historia. Tiene el zurrón muy lleno.
"Sabemos que la situación es difícil, porque por un lado los precios de las hipotecas no han dejado de subir desde el verano del año pasado. Y por otro, los precios de las casas siguen en niveles astronómicos. Con estas dos variables en juego, tenemos que asumir que vamos a seguir sufriendo durante un tiempo y que caídas del 20% como las que hemos visto en los últimos meses se van a repetir en el tiempo", señalan fuentes del sector.
Efectivamente, la unión de los dos factores es una amenaza creciente para el negocio hipotecario de la banca. Las últimas cifras oficiales del INE de junio dicen que el precio medio de los préstamos ha saltado ya hasta el 3,19%, el nivel más alto desde 2017. Y también cae el importe medio de los préstamos y, lógicamente, el capital prestado por la banca, más de un 22%. Una fotografía fija bastante oscura.
Subida de precios
eEn el otro lado, el del mercado inmobiliario, el portal Idealista señala que el precio de la vivienda usada cerró el mes de agosto rompiendo el nivel de los 2.000 euros por metro cuadrado (2.004 exactamente). Esta cifra supone una subida del 7,2% respecto al mismo mes del año anterior. La conclusión es que cada vez más familias pierden la posibilidad de contratar una hipoteca para financiar la compra de vivienda.
Desde los bancos más agresivos en el negocio hipotecario se asegura que, desde el punto de vista estratégico, poco o nada más pueden hacer para arreglar el desaguisado del desplome de la contratación de hipotecas. Aseguran que están intentando dar estabilidad a los tipos de sus préstamos en un escenario adverso, pero que tienen que adaptarse a un contexto de tipos de interés que es muy exigente.
Aunque el Euríbor ha bajado en agosto respecto al mes anterior por primera vez desde 2021, aún se mantiene por encima del 4% y nadie es capaz de asegurar que ya se hayan visto los máximos. Los datos de inflación en la zona euro (el IPC de agosto sigue alimentando la expectativa de una nueva subida de tipos en septiembre o en octubre) pueden generar nuevas tensiones y seguir tirando al alza del precio de las hipotecas.
La conclusión es que el negocio hipotecario de la banca va a seguir sufriendo, como mínimo, hasta finales de 2023. Por acelerar la venta de préstamos al consumo (un segmento que está funcionando muy bien este año) y de fondos de inversión y productos de ahorro (especialmente con carcasa de seguro) pasa la estrategia de la banca para paliar un pinchazo de grandes dimensiones en un negocio clave como el hipotecario.