Así, solo podrá haber Gobierno si Pedro Sánchez logra convencer a los partidos independentistas para que le apoyen en la investidura. En todo este proceso, ha llamado la atención entre los observadores internacionales, un reciente editorial del Washington Post para quien: “España es rehén de unos extremistas separatistas autonómicos”, con gran satisfacción de Moscú.
Las exigencias que plantean los nacionalistas catalanes y vascos son tan grandes, que van a llevar al secretario general del PSOE a un callejón sin salida. Aunque si nos atenemos a las declaraciones del presidente de los republicanos de ERC, Oriol Junqueras, al diario ‘La Vanguardia’, ya hay mucho camino recorrido. Y sugiere que darán tiempo a Sánchez: “hay un clima de confianza, pero hay aspectos que han salido adelante”, ha comentado.
Según Junqueras, “ahora estamos discutiendo sobre cómo garantizar negociar en condiciones de igualdad estableciendo como primer paso una amnistía”. Para añadir con posterioridad, que “la amnistía no es el punto final de nada, es el punto inicial”. La “amnistías no es suficiente, hay que plantear la autodeterminación”, ha asegurado. Aunque, Junqueras, no fija ni cómo ni cuando conseguirán esta promesa para apoyar la investidura de Sánchez.
A la espera de que el martes fije sus condiciones desde Bruselas, Carles Puigdemont, el hombre fuerte de Junts, está claro que el apoyo de los independentistas catalanes pasa por la concesión de una amnistía y la convocatoria de un referéndum de autodeterminación. La amnistía no está contemplada en la Constitución y en cuanto al referéndum de autodeterminación, como ha establecido en varias ocasiones el Tribunal Constitucional, según sentencias de los años 2008, 2014 y 2015, poderlo realizar exigiría previamente una reforma de la Constitución.
Las exigencias del PNV
Son menos precisas, a día de hoy, las exigencias de los nacionalistas vascos. Está por ver como se concreta la propuesta de ‘Estado plurinacional’ planteado recientemente en un artículo publicado en el diario ‘’El País por el lehendakari, Iñigo Urkullu. Pero su modelo, en el que argumenta que quien decida su eventual separación de España sean los ciudadanos de las autonomías respectivas y no todos los españoles, choca frontalmente con lo establecido por la Constitución.
La evidencia muestra que el Estado autonómico español puede y necesita reformas. La Constitución no las rechaza. Desde el mismo momento de aprobarse la Constitución, pero sobre todos en los años de debate de los estatutos de autonomía, se dio por hecho que habría margen en el futuro para la mejora de los gobiernos autonómicos.
Y por supuesto, para negociar futuros nuevos sistemas de financiación autonómica y de mayor participación de las autonomías en el Gobierno central y en el ámbito de las instituciones comunitarias. Algo extremadamente complejo de llevar a la práctica, sobre todo en este último capítulo de la participación en el Consejo de la Unión Europea, pero que no es imposible.
Pero lo que no puede hacer el secretario general del PSOE, Pedro Sánchez, para conseguir su investidura es negociar sobre la propuesta soberanista de autodeterminación como ha dado por hecho que ya están haciendo, el presidente de ERC, Oriol Junqueras.
Como señalaba este domingo el exvicepresidente del Gobierno Vasco y del Gobierno de la nación con José Luis Rodríguez Zapatero, Ramón Jauregui, en un artículo en el Correo, “el PSOE no puede negociar sobre la agenda soberanista de la autodeterminación o sobre reformas confederales de nuestro modelo autonómico a riesgo de producir un quebranto nacional irreversible y a riesgo de fracturar seriamente nuestra cohesión interna. La pretensión de la consulta de autodeterminación abre la puerta a la ruptura de nuestro país”. Para concluir, “si la minoría nacionalista exige lo imposible, digamos no”.
El editorial del Washington Post y la mano rusa
En medio de todas las negociaciones que se están llevando a cabo entre representantes del partido socialista, encabezadas por el ministro de la presidencia a funciones, Félix Bolaños, y los partidos nacionalistas, un editorial del Washington Post ha venido a alertar de la satisfacción de Moscú por el intento de desintegración de España y el debilitamiento de Europa que estas negociaciones suponen.
El equipo editorial del periódico de la capital de EEUU, alaba la recuperación económica y critica las dificultades generadas por los nacionalistas catalanes que solo suman 14 de los 350 escaños del parlamento nacional.
Describe a España como “un país cuya economía, respaldada por el turismo, se ha recuperado con fuerza de la pandemia. Desafortunadamente, también produjo un punto muerto en el que nacionalistas de otro tipo, que dividirían a España buscando la independencia regional, están desempeñando el papel de hacedores de reyes. Esas son malas noticias para Madrid y buenas noticias para Moscú, que está tratando activamente de sembrar discordia en los países occidentales”.
En una segunda mención, el equipo editorial del Washington Post, muy crítico con las exigencias de los nacionalistas, y en especial de Puigdemont, alaba los éxitos de la Transición, para advertir de que ahora España, “corre el riesgo de convertirse en una advertencia sobre los peligros de que intereses de unos pocos independentistas superen a los intereses de la mayoría. Eso complacería a autocracias como Rusia, a la que Puigdemont supuestamente recurrió una vez en busca de ayuda en su campaña para romper los lazos con España. Sólo subvertiría el modelo de democracias vibrantes y pluralistas que Europa se ha esforzado por representar”.
El diario concluye con un consejo al candidato socialista a la presidencia del Gobierno de quien dice que: “Sánchez haría bien en intentar ofrecer incentivos a los nacionalistas catalanes, salvo otro referéndum (ilegal), para persuadirlos a unirse a un gobierno de coalición”.
En este ámbito de la escena internacional no estará de más hacer una pregunta al candidato a la presidencia del Gobierno del Partido Popular, Alberto Núñez Feijóo, y preguntarle cuanto tiempo está esperando para negociar una entrevista con la presidenta de la Comisión Europeo, Ursula von der Leyen, precisamente de su familia política en el ámbito europeo, para explicarle los riesgos que asumiría España en el caso de que Pedro Sánchez dependa de los más extremos nacionalistas catalanes y vascos para gobernar.
Después de escribir el Washington Post que España es rehén de unos políticos extremistas e independentistas para su gobernanza todo resultará más fácil de explicar. Lo que no sabemos es a qué espera para ir ya a Bruselas.