Monitor de Innovación

Las su­per­es­tre­llas de la in­dus­tria se reunieron con el le­gis­la­tivo para es­ta­blecer un marco nor­ma­tivo

Grito desesperado de Gates, Musk y Zuckerberg a Washington y otros Gobiernos: ¡regulen la IA!

El en­cuentro su­cede al ma­ni­fiesto que pedía la con­ge­la­ción de esta tec­no­logía du­rante seis meses

Elton Musk.
Elton Musk.

Bill Gates, Mark Zuckerberg y Elon Musk en­tran al Capitolio... pa­rece un chiste, pero no lo es; y tam­poco una me­tá­fora del poder de las grandes tec­no­ló­gi­cas. Lo que ha­cían el pa­sado 13 de sep­tiembre los res­pec­tivos man­da­mases de Microsoft, Meta (antes Facebook) y Tesla en el his­tó­rico edi­ficio de Washington (EEUU) era dis­cutir una ma­teria que se toman muy en serio -o eso ma­ni­fies­tan-: la ne­ce­sidad de es­ta­blecer un marco re­gu­la­torio para la Inteligencia Artificial (IA).

No hacían solos la visita a la sede de las dos cámaras del Congreso estadounidense; otros 'pesos pesados' de la industria tecnológica les acompañaban. Brillaron por su presencia Sundar Pichai, CEO de Alphabet (Google) y, sobre todo, Sam Altman, el director ejecutivo de OpenAI, la firma que dio a luz al celebérrimo ChatGPT.

Incluso él, que ha alcanzado la gloria emprendedora gracias a la IA, participó en la comitiva destinada a ponerle límites. Sin olvidar, claro, que Microsoft invirtió 10.000 millones en su empresa no hace mucho.

En cualquier caso, los 'primeros espadas' de la tecnología a nivel global acudieron al conciliábulo, destinado a presentar los fundamentos de una futura legislación. Pese a los muy dispares objetivos e intereses de los ponentes, existe una opinión confluyente: el proceder normativo de Europa no debe ser el referente. Demasiado conservador.

Uno de los 'machos alfa', Elon Musk, declaró a la prensa que es muy relevante que haya un arbitraje en esta cuestión, dada la enorme importancia que tiene para la "civilización humana" la utilización de una tecnología a la que calificó como "arma de doble filo", y que exige la implementación de medidas urgentes en beneficio de todos.

Fue Musk, precisamente, el impulsor del manifiesto que pedía la congelación durante seis meses del desarrollo de lAs, lanzado hace unos meses y firmado por muchas figuras relevantes del sector.

La proclama colectiva exigía que se pusiera coto a los avances descontrolados en este campo hasta contar con las garantías jurídicas y de seguridad adecuadas para contener "los profundos riesgos para la sociedad y la humanidad" que presentan los modelos de pensamiento computacional. En concreto, se pedía una suspensión de seis meses.

A esta misiva le siguieron otras acciones de concienciación, como el artículo de la prestigiosa publicación científica 'Nature' que demandaba la creación de una organización intergubernamental dedicada a la prevención de los riesgos vinculados al desarrollo tecnológico.

Agitación empresarial, igual a voluntad legislativa

Todo este ruido encontró su respuesta en la convocatoria que el cabecilla de la mayoría demócrata en el Senado yanqui, Charles Schumer, dirigió a los líderes de la industria tecnológica, y que cristalizó en la reunión del 13 de septiembre.

"Schumer nos pidió que levantáramos la mano para ver si estábamos a favor de la regulación de la IA, y creo que casi todos lo hicimos", dijo Musk a su salida. Su gran rival Zuckerberg no tuvo empacho en poner la responsabilidad sobre los hombros de las instituciones estadounidenses: "El Congreso debería colaborar con la inteligencia artificial en favor de la innovación y de las salvaguardias", sostuvo.

¿Y el impulsor político de todo? Schumer destacó que, "pese a tener opiniones diferentes, cada uno de ellos se mostró de acuerdo cuando hablé de regular la IA". Del contenido que tendrá dicha regulación, poco se sabe; apenas unas líneas maestras a desarrollar sobre la manipulación electoral, poner coto a las 'fake news' y la prevención del 'ciberterrorismo'. Sólo hay una directriz clara: elaborar las herramientas normativas antes de que la IA sea tan común como hoy lo es Instagram.

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