Así lo recoge su cotización en Bolsa con una caída del orden del 10 % en el conjunto del año, coincidiendo además con el relevo en la cúpula.
El pasado mes de agosto, su histórico presidente Jordi Mercader Miró renunció en favor de su hijo Jordi Mercader Barata, hasta ahora vicepresidente ejecutivo. Un relevo que garantiza la continuidad en la línea estratégica del grupo basada en cuatro grandes pilares: la apuesta por la calidad, la innovación, la sostenibilidad y la fortaleza financiera.
En esta nueva etapa se mantendrá así la apuesta inversora de los últimos años y destinar, al menos, cien millones de euros para fortalecer su proyecto industrial e impulsar la innovación. Algo importante para el mercado en un momento delicado para el sector, lastrado por los elevados costes energéticos, de materias primas (componentes químicos, celulosa) y transportes.
Miquel y Costas, al igual que el resto de las empresas del sector han ido trasladando los aumentos de coste al precio de venta. En un contexto de demanda fuerte, el grupo ha realizado una gestión activa de su política comercial, aplicando incrementos de precios y negociando mecanismos de actualización de tarifas según la evolución del mercado energético. También ha llevado a cabo una gestión proactiva en las políticas de producto.
Aunque la compañía ha logrado salvar el primer trimestre con un beneficio de 11 millones de euros, un 40,5 % superior al mismo período del año anterior, los expertos temen que los costes acaben impactando sobre los márgenes y la rentabilidad. Un factor que estaría justificando la mayor debilidad de la acción en los últimos meses.