Desde los niveles más bajos de agosto, los inversores han tomado posiciones intentando aprovechar unas valoraciones interesantes en todos los mercados europeos. Ha sido un momento muy propicio para empezar a reposicionar las carteras de cara al último tercio del año. Los mercados vuelven a la normalidad tras un largo verano sin demasiados sustos, más allá del impuesto a la banca italiana y la rebaja del ráting a la banca mediana americana.
"Vemos como se ha adelantado el proceso de selección de nuevas apuestas bursátiles de cara al tramo final de 2023 y eso está tirando de los precios. En el caso del Ibex, hasta niveles muy cercanos ya a los 9.600 puntos. Y eso, en la práctica, reduce el potencial de las bolsas a corto plazo, sobre todo teniendo en cuenta que septiembre es un mes históricamente malo para la renta variable, el peor", señala un veterano analistas.
Un reciente estudio del bróker eToro que analiza los 15 mayores índices bursátiles del mundo en un periodo medio de 50 años, señala que la rentabilidad promedio en septiembre fue del -1,1%, con diferencia el peor de los tres meses de caída media observados. Ni uno solo de los mercados analizados registró datos positivos. Datos concluyentes que hablan sobre un mes que suele ser de ajuste en plena vuelta de las vacaciones.
Por lo tanto, no parece que tras la escalada del último tercio de agosto las bolsas estén preparadas precisamente para un rally en septiembre. Sobre todo si se tiene en cuenta que los mercados encaran una primera mitad de mes llena de dudas, con los bancos centrales en el horizonte. El mes se estrena con nuevos datos relevantes para el futuro de los tipos de interés en Estados Unidos, como los datos de empleo de agosto.
Dato a dato
Tanto la Reserva Federal como el Banco Central Europeo (BCE) se agarran a la estrategia del dato a dato antes de tomar una decisión sobre el precio del dinero, sobre la que los analistas están muy divididos. Las apuestas por un parón en septiembre o por otro repunte de 25 puntos básicos en la zona euro están al 50% después de unos últimos datos de inflación en la zona euro que dejan a los inversores sin luces a corto plazo.
"La inflación de agosto en la eurozona ha decepcionado, con un 5,3% muy superior al 5,1% esperado. Sobre el papel el BCE tiene más argumentos ahora para subir los tipos en septiembre o en octubre, pero Lagarde ya advirtió en Jackson Hole de que viene una largo período de volatilidad para las cifras de inflación. En estos momentos, nadie puede predecir muy seriamente que pasará en la reunión del 14 de septiembre", señalan en una gran gestora nacional.
Con estas cartas sobre la mesa y signos de cansancio evidente, las bolsas mundiales afrontan su mes más temido con enormes precauciones que, por otra parte, están más que justificadas. Con los tipos de interés a ambos lados del Atlántico en el laberinto y signos de debilidad económica en las dos mayores economías del mundo (China es un elemento de preocupación creciente) la renta variable arranca el nuevo curso en territorio hostil.