El Ibex 35 pierde la si­co­ló­gica cota de los 9.500 puntos que tanto le había cos­tado re­cu­perar

Fitch hace sobrevolar el primer Cisne Negro sobre la Bolsa en este mes de agosto

La firma de me­di­ción de riesgos cas­tiga a EEUU y re­baja su ca­li­fi­ca­ción hasta AA+

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Agosto suele tener fama de ser un mes es­pe­cial­mente duro para las bol­sas. Una mala fama que viene de­ri­vada del bajo vo­lumen de ne­go­cio, de la au­sencia de no­ti­cias em­pre­sa­riales re­le­vantes y de la mayor vo­la­ti­lidad de las ma­te­rias primas como el pe­tró­leo. Factores que tienden a pro­vocar mo­vi­mientos más exa­ge­rados en el mer­cado cuando entra y sale di­nero.

A ello se suma un componente sicológico de los pocos inversores que quedan al frente, acentuado por la mayor actividad de los algoritmos que hacen saltar stop a las primeras de cambio.

Aunque en los últimos 30 años las estadísticas de la bolsa española muestran una ligera tendencia hacia los meses de agosto que cierran a la baja, muchos expertos consideran que no es un fenómeno estadístico que se salga de normalidad. De hecho, los expertos de la casa de valores Diaphanum consideran que la mala fama de agosto no es más que un falso mito.

“Si nos remitimos a las estadísticas del mercado americano”, apuntan, “se pone de manifiesto que se trata de un mes menos bajista de lo que establece la opinión generalizada de los inversores”. Desde el año 2000, el S&P500 ha caído un 39 % de los ejercicios en agosto, con una bajada media del 3,72%, mientras que en el resto de los ejercicios ha sido alcista un 61 % con una subida media que se sitúa en el 2,5 %. Enero (54 % con caída media del 3,74 %) y septiembre (52 % con caída media del 5,4 %) han sido meses tradicionalmente más bajistas.

Lo que sí es cierto es que el mercado se muestra mucho más sensible en esta época vacacional ante cualquier noticia relevante. El descenso del negocio hace que la respuesta ante los “Cisnes Negros” sea mucho más violenta e incontrolable.

Así se ha puesto de manifiesto en el arranque del mes con la inopinada decisión de la agencia de medición de riesgos Fitch de rebajar la calificación crediticia de largo plazo de Estados Unidos en un grado de AAA hasta AA+. El recorte recoge el deterioro fiscal previsto para los próximos tres años, así como la elevada y creciente carga de la deuda de las administraciones públicas.

Un duro golpe para la administración Biden

El reciente acuerdo sobre el techo de deuda hasta los 31,4 billones de dólares alcanzado por Joe Biden con la Cámara de representantes ha provocado, según la firma, “un deterioro constante de los estándares de gobernanza en los últimos 20 años incluidos los asuntos fiscales y de deuda".

Esto supone un duro golpe y obligará a la administración Biden a tomar medidas de mayor calado para controlar el gasto y cumplir las exigencias de un mercado que ahora encuentra otras economías mejor preparadas para confiar su dinero. Esto puede generar un fuerte impacto en la renta variable norteamericana, y de rebote en el resto de las bolsas internacionales, en un momento muy vulnerable y delicado.

El riesgo de contracción económica se acentúa de este modo en un entorno marcado por la elevada inflación y la subida de tipos. Para intentar rebajar la tensión la secretaria del Tesoro estadounidense, Janet Yellen, ha salido inmediatamente al paso con el fin de desacreditar la decisión de Fitch al asegurar que “este cambio de rating es arbitrario y se basa en datos obsoletos”.

Las bolsas españolas han reaccionado de forma inmediata con intensas caídas que han llevado a perder la sicológica referencia de los 9.500 puntos que tanto había costado recuperar en las últimas semanas. El Standard and Poor´s, por su parte, ha recogido la noticia con descensos superiores al 1 % Algo que podría frenar el optimismo de aquellos que pensaban que esta vez iba a ser un buen mes de agosto.

Inversor de riesgo medio

En este escenario, señalan los analistas de Diaphaum es conveniente, más que nunca agudizar los sentidos para detectar las empresas que seguirán creando valor y, sobre todo, “contar con una cartera con un peso superior de los bonos corporativos, tanto de grado de inversión como de alto rendimiento”. Activos que la firma espera den consistencia a los retornos de las carteras en un mercado que, a diferencia de los ejercicios anteriores, no estará “dopado” con las compras masivas de bonos por parte de los bancos centrales.

En este proceso, la evolución de inflación subyacente resultará clave. Si tiende hacia ese objetivo establecido en el entorno del 2 %, empezarán a generarse expectativas de que terminen las subidas de los tipos y de un cambio de discurso, lo que será celebrado por los activos de riesgo. En caso contrario, pueden subir más y mantener por más tiempo los altos tipos y la reducción de su balance, lo que podría meter a la economía en una recesión profunda y duradera.

En Diaphanum apuestan ahora mismo por una sobre ponderación en tesorería y en bonos corporativos, tanto de alta calidad como de baja calidad crediticia, para aprovechar los altos diferenciales, mientras que tienden a infraponderar los bonos gubernamentales, por su fuerte volatilidad.

En bolsa, la posición es neutral con un peso fuerte en Estados Unidos e infraponderación en Europa, con una apuesta sectorial en tecnología, salud y energía y una inversión en el crecimiento de India y China. La posición en activos alternativos y de retorno absoluto es neutral.

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