Mientras algunos expertos tiraban de optimismo y apuntaban incluso a la posibilidad de que estos productos dieran el salto nada más y nada menos que hasta el nivel del 4%, el Tesoro rompió todas las expectativas rebajando la rentabilidad hasta el 3,68% desde el 3,80% anterior. Un jarro de agua fría que se explica por varias razones, pero con una por encima de todas las demás.
Los ahorradores llevan en el pecado la penitencia: cuantas más Letras solicitan, más fácil se lo ponen el emisor -en este caso el Estado- para relajar los rendimientos a los que las colocan. En la subasta de la semana pasada, que era la primera tras la subida de tipos del Banco Central Europeo (BCE) hasta el 4,25%, los inversores solicitaron títulos por valor de casi 9.400 millones de euros.
De esa cifra, 6.630 correspondieron a las Letras estrella a 12 meses. El Tesoro colocó finalmente 3.835 millones en esta referencia a tipos muy atractivos… para el emisor. La oleada de peticiones de compra en plena canícula se ha convertido en el mejor aliado del Tesoro. La cuestión es si podrá repetir la jugada esta semana en los plazos de tres y nueve meses en los que también se espera una fuerte demanda.
Acumulación de órdenes
“Es impresionante el volumen de órdenes de compra que se está produciendo en plena canícula. Hay hambre por comprar Letras a tipos que los ahorradores consideran como inmejorables. Y con razón, porque en estos momentos no hay depósitos a plazo de entidades españolas que mejoren sus rentabilidades. Por lo tanto, el interés está más que justificado”, señalan fuentes financieras.
Es difícil hacer predicciones en unos plazos -los de 3 y 9 meses- no tan populares como el de 12 meses, máxime después de lo que ocurrió la semana pasada. Sin embargo, la subasta de este miércoles debe resolver dos anomalías. La primera y la más importante es que la subasta de Letras a 9 meses arranca con la referencia de una rentabilidad del 3,81% en la subasta anterior.
Es decir, desde un nivel claramente superior al que ahora ofrecen las Letras a un año. Habrá que ver si se ajusta también a la baja o si se consolida la anomalía de que se pague más a 9 que a 12 meses. Una rareza que ya se plasmó con toda claridad en la subasta anterior, ya que la rentabilidad de las Letras a seis meses -que si subió ligeramente, hasta el 3,66%- se quedó a una distancia muy escasa del 3,68% de los títulos a un año.
Vamos a ver cómo quedan las rentabilidades de las Letras tras la subasta de julio, porque se están rompiendo muchas quinielas. Pase lo que pase, lo que es seguro es que a la vuelta del verano estos títulos van a seguir concitando el interés de los ahorradores, porque la gran banca sigue sin dar señales de vida en la remuneración de los depósitos. Sencillamente, no tienen competencia.