El mercado había cotizado antes de tiempo el final de las subidas de tipos en Estados Unidos y en Europa. Pero la realidad es otra muy distinta, y resulta que los buenos datos macro conocidos a uno y otro lado del Atlántico se han convertido paradójicamente en el enemigo número uno. Con las economías ofreciendo signos de resistencia, los bancos centrales tendrán que volver a echar el resto para contener la inflación.
Los mercados ya descuentan una nueva vuelta de tuerca de importantes proporciones y encabezada por la Reserva Federal. La rentabilidad del bono americano a 10 años ha roto el nivel del 4% y vuelve a los mismos niveles de marzo, antes de la quiebra de Silicon Valley Bank (SVB). Y el bono a dos años ha llegado a tocar cotas no vistas desde el lejanísimo 2007.
A las cotas de uno año negro como 2008 amenaza con volver el bono alemán a dos años, ya en el 3,3%, mientras que el 10 años salta al 2,63%. Cien puntos básicos por encima salta la rentabilidad del bono español en el mismo plazo, mientras que el británico mete miedo en niveles del 4,65%, por encima incluso del habitualmente más elevado bono italiano.
Nuevo escenario bancario
Los bancos, potencialmente beneficiarios de las subidas de tipos que vienen, también recogen ya este nuevo escenario en el Euríbor a 12 meses, que se forma con el precio de los préstamos que se hacen entre ellos. La semana empezará desde casi el 4,20% después de otra subida vertiginosa en este primer tercio del mes de julio. ¿Qué se puede esperar ahora de las bolsas?
“La competencia para la renta variable es feroz y lo normal es que veamos una corrección potente a corto plazo. El ajuste ha comenzado, pero es todavía de poco calado. Los mercados están bajo mínimos de actividad en verano y es posible que de la misma forma que subieron con demasiada fuerza en julio gracias a la poca liquidez de las bolsas, ocurra lo mismo, pero en sentido contrario en este comienzo del segundo semestre”, señalan fuentes bursátiles.
De momento, viene una semana decisiva, en la que las bolsas tienen que cotizar el IPC estadounidense o el alemán, y también la producción industrial en la zona euro, además del comienzo de la temporada de resultados con la banca americana como plato fuerte. Demasiada munición. De momento, los inversores se dedicarán a esperar. Nadie espera que se tomen riesgos innecesarios.
Porque mientras algunos gestores han tirado la toalla para este verano tras las fuertes ganancias del primer semestre, otros están esperando si la corrección va a más. “Si los índices caen un 4% ó un 5% en Europa, puede ser una oportunidad única para entrar. Habrá que hacerlo de forma selectiva”, señalan en una gran gestora nacional que, como la mayoría, ha acumulado grandes plusvalías en la primera mitad del año.