A principios de ejercicio, Goldman Sachs fijaba su estimación de precio objetivo en 22,5 euros por acción en medio de una dinámica alcista que apuntaba hacia cerca de los máximos de 2023. Unas semanas antes Berenberg también había mejorado su valoración objetiva hasta los 20 euros por acción. Niveles que sugerían el alto potencial de la compañía.
No en vano, la mini utilitie ha logrado un beneficio de 25 millones de euros entre enero y marzo, un 22 % superior al de igual período del año anterior con un crecimiento de los ingresos del 23 % y de un 21 % en el Ebitda. Una excelente evolución del negocio que le ha permitido invertir una cifra récord de 375 millones de euros en ese interín.
El sentimiento del mercado, sin embargo, se ha enturbiado ante la constante presión de los tipos de interés. Los analistas consideran que su coste promedio de la deuda se verá disparado, poniendo en jaque los procesos de financiación de sus nuevos proyectos relacionados con el plan de crecimiento que contempla alcanzar 6.200 megavatios (MW) instalados en 2025, frente a los 1.526 MW actuales.
Una situación que está alentando el aumento de las posiciones cortas. En total ya superan más del 4 % del capital lideradas por el fondo de capital riesgo Helikon Investments con un 1,8 % y seguido por Blackrock que en junio ha elevado sus posiciones bajistas por encima del 1 %.
Esta fuerte presión está haciendo que la cotización de Solaria acumule una caída de más del 25 % en lo que va de año con un perfil nada alentador. Tras perder el soporte que encontraba en 13,5 euros, ha abierto un notable hueco bajista que podría tener continuidad hasta las inmediaciones de los 8,5 euros. Un panorama nada alentador que contrasta con su sólida posición de negocio.