ANÁLISIS

Dos días antes del 28-M, Fitch ad­virtió del efecto de las pro­mesas del pre­si­dente del Gobierno

Sánchez arriesga la credibilidad de la deuda española con sus 'regalos electorales'

Las agen­cias de ca­li­fi­ca­ción de ries­gos, pen­dientes de la re­ti­rada de las me­didas de apoyo a la eco­nomía

S&P
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Pedro Sánchez puede res­pirar tran­quilo, al menos de mo­mento. No está pre­visto que se realicen nuevas ma­ni­fes­ta­ciones pú­blicas sobre la ca­li­fi­ca­ción de la deuda es­pañola por parte de las grandes agen­cias mun­diales de ca­li­fi­ca­ción de ries­gos, aunque una de ellas, S&P, debe ha­cerlo el pró­ximo mes de ju­lio, justo un año des­pués de que emi­tiera su úl­tima opi­nión sobre España. En su in­forme an­te­rior de­jaba abierta la dis­yun­tiva, tanto de re­bajar la ca­li­fi­ca­ción de la deuda es­pañola como de su­birla.

En cambio, llama la atención que hayan pasado inadvertidas las advertencias que ha realizado, justo dos días antes de las elecciones del 28M, la firma estadounidense Fitch ante los regalos electorales de Pedro Sánchez.

El viernes previo a las elecciones autonómicas y locales, Fitch apuntaba la incertidumbre que puede generar en las finanzas públicas españolas el año electoral, con dos elecciones autonómica y locales primero, y generales el próximo 23 de julio, en el que estamos sumidos en un entorno de alta inflación y de endurecimiento de las condiciones financieras por la subida de los tipos de interés del Banco Central Europeo.

Otras opiniones

Fitch advertía de que las elecciones municipales y autonómicas del domingo y ahora las generales, conllevan cierto “riesgo de relajación fiscal”, ante los constantes anuncios por parte del Gobierno de que se aprobaran medidas discrecionales adicionales, como así ha sido. Frente a la necesidad de una estrategia en el ámbito de finanzas públicas clara, ambiciosa y creíble como piden los mercados, la respuesta por parte del presidente del gobierno ha sido la de hacer regalos a los colectivos más numerosos en las urnas para conseguir su voto.

Tanto desde el ámbito público, como desde el sector privado, se señala que la razón por la que el Gobierno ha mantenido con sordina esta información, es porque, además de mejorar su calificación de la deuda, Fitch ha realizado una sutil advertencia por los riesgos que suponen para las cuentas públicas los repetidos anuncios realizados por el presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, de nuevos regalos a todos los colectivos que tenían que acudir a votar el 28 de mayo.

Fitch ha mantenido el rating de España en 'A-' con perspectiva estable, pero advirtiendo de que podría revisarse a la baja en caso de que “la economía global sufriese un deterioro significativo más allá de nuestras expectativas”.

Según su propio manual, Fitch considera que la calidad crediticia española es elevada y que la expectativa de riesgo de crédito es reducida. La capacidad del Reino de España para la devolución del principal e intereses es fuerte, pero es más vulnerable a cambios en circunstancias y en condiciones económicas que las anteriores.

Queda España muy lejos de la calificación de la deuda alemana de la que Fitch dice que es de calidad, fiable y estable con una capacidad excepcionalmente fuerte para hacer frente a la devolución del principal e intereses de las obligaciones.

Incluso aunque el nivel de deuda de Francia es también muy elevado, España está por debajo en su calificación. De Francia, dice Fitch, que existe una expectativa de riesgo de crédito muy baja, mientras su capacidad para la devolución del principal e intereses es muy fuerte.

Fitch además de advertir sobre la vulnerabilidad financiera de España, debido a su alto nivel de deuda, que Pedro Sánchez ha llevado a niveles históricos, también señalaba el riesgo que supone haberlo hecho en un momento en el que las subidas de tipos están endureciendo de forma exponencial los costes del crédito. Y esto es así tanto para el Estado como para el común de los ciudadanos que cuentan con un crédito.

La comparación con países similares en muy negativa. La ratio de endeudamiento española se mantiene muy por encima del nivel alcanzado el último año previo al de la difusión de la pandemia. En concreto en el cierre del 2019 fue del 98,2%, frente a más del 113% en la actualidad.

Además, sigue siendo más del doble de la ratio de deuda media que registran los países de la categoría "A", que ha sido del 50,8% del PIB respectivo en el 2022.

En el lado positivo, Fitch señala que pese a que el volumen de la deuda y el aumento de los tipos de interés plantean riesgos, la sostenibilidad de la misma se ve respaldada por un largo plazo medio de vencimiento, hasta ocho años, y por un amplio colchón de depósitos que a finales del año pasado ha alcanzado el 12,3 % del PIB español.

Condescendencia

Fuentes del sector financiero español señalan que, pese a sus advertencias, la agencia norteamericana ha sido condescendiente con España. Con los mismos argumentos que ha rebajado la calificación a Francia, lo podría haber hecho con España. En el caso de París, el argumento de Fitch para rebajar a AA- la calificación de la deuda se debe al impasse político y social.

La estrategia sugerida por los organismos internacionales pasa por introducir reformas con los que conseguir el pleno empleo, aplicar economías en el gasto público y finalizar, cueste lo que cueste, con el cheque regalo a todos los colectivos que pueden cambiar el sentido del voto en las urnas.

El Gobierno no tiene decidido todavía cuando recortará las medidas de apoyo indiscriminado que ha puesto en práctica para rebajar la factura energética y de la cesta de la compra. Previsiblemente esperará a que pasen las elecciones. Quienes tendrán que asumir la responsabilidad de poner en orden las cuentas públicas probablemente no serán ellos. Pero Pedro Sánchez debe tener claro que las medidas que haya que aplicar con posterioridad para reordenar las cuentas públicas caerán bajo su responsabilidad.

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