OPINIÓN

Los mantras de Sánchez: economía, medioambiente, Cataluña y País Vasco

El Gobierno entra en cam­paña y des­taca sus acier­tos, es­con­diendo sus errores y apro­vecha que el PP se calla antes que equi­vo­carse

Pedro Sanchez, Spain.
Pedro Sanchez, Spain.

Hay va­rios man­tras que el Gobierno de Pedro Sánchez está de­fen­diendo de cara a las pró­ximas elec­ciones ge­ne­rales del 23 de ju­lio, para con ello de­fender su ges­tión du­rante los úl­timos años e in­tentar ase­gu­rarse otro nuevo res­paldo en las ur­nas. Básicamente se trata del me­dioam­biente, la eco­no­mía, así como a su jui­cio, la im­por­tante me­jora de las re­la­ciones entre Madrid y los par­tidos se­pa­ra­tistas tanto en el País Vasco como en Cataluña.

Como todo en la vida, estos argumentos se sostienen solo a medias y pueden ser lo que alegan Sánchez y sus socios, o justo lo contrario, ya que también se les puede dar la vuelta como a un calcetín sin demasiado esfuerzo. Aquello de que no hay nada blanco o negro y que casi todo son tonos grises de distinta intensidad.

La defensa del medioambiente es sin duda una de las marcas de la casa del Gobierno sanchista y probablemente hace mejor que bien, ya que el futuro viene marcado por ello.

Además tiene socios ecologistas integrados en Unidas Podemos como es el caso de Equo. Sin embargo, como ya hemos destacado alguna vez desde estas páginas, debe de tener sumo cuidado antes de tomar algunas decisiones de mucho calado que podrían convertirse en irreversibles y comprometer el futuro de España en asuntos tan importantes como la independencia energética y alimentaria. Y de paso no tener tan cabreados ni a los agricultores y ganaderos ni al sector energético, como los tiene en estos momentos.

Decisiones irreversibles

El cierre escalonado de las centrales nucleares programado por el Ejecutivo, así como la política del agua para cumplir la Agenda 2030 de la UE y el cada vez más alarmante sobrecalentamiento de tecnologías renovables, son los tres principales asuntos en los que debe intentar evitar un patinazo.

Prueba de la importancia del medioambiente para Moncloa es la cruzada que emprendieron antes de las últimas elecciones municipales y autonómicas contra la Junta de Andalucía, por la intención de Juan Manuel Moreno Bonilla de legalizar 750 hectáreas de cultivo de frutos rojos en las proximidades del parque natural de Doñana. Una cruzada que sigue en marcha y también estará presente en la campaña de las generales, en la que ambos contendientes deberán luchar por explicar mejor sus argumentos y convencer a los votantes. Sin duda, el Ejecutivo está en ello, como ha probado la presencia de Sánchez en Doñana en los días de máxima tensión del litigio.

Respecto a las relaciones con los partidos separatistas, es indudable que han mejorado de aquella manera en Cataluña y País Vasco, pero ha sido en base a permanentes cesiones por parte del Gobierno central, lo que ha creado un estado de ánimo en el resto de España que puede ser definitivo para que Sánchez y sus socios no logren renovar la confianza de los españoles en la próxima convocatoria electoral.

El resto de España

Al margen de elevadas partidas presupuestarias y todo lo referente al apoyo al idioma catalán en detrimento del español, sobre todo los indultos a los políticos presos por el proceso soberanista de Cataluña, la rebaja de penas de los delitos de sedición y malversación, así como la presencia de etarras en las últimas listas electorales de Bildu, a buen seguro que van a penalizar mucho a Sánchez en el resto de España, como ya ha quedado probado por los resultados de los pasados comicios autonómicos y municipales.

De hecho, el fuerte crecimiento de Bildu en detrimento del PNV ya está haciendo dudar a los nacionalistas vascos más moderados sobre si su determinante apoyo a la moción de censura que derribó a Mariano Rajoy y aupó al actual mandatario tuvo los réditos políticos que esperaban. No hay más que leer las recientes declaraciones de dirigentes del PNV al respecto.

Respecto a la economía, las últimas noticias muy positivas para el Gobierno han provocado que Sánchez declarase hace nada que “España va como una moto”, pero la verdad es que aunque no le falta razón en parte, sobre todo si nos comparamos con otros países de Europa, tampoco es oro todo lo que reluce.

Buenos datos económicos

La OCDE ha elevado la previsión de crecimiento de España para este año por encima del 2% y aunque la eurozona haya entrado en recesión, nosotros estamos creciendo a tasas del 0,5% trimestral, según Eurostat.

También parece que por fin en el segundo trimestre de este año vamos a recuperar el PIB previo a la crisis del coronavirus, pero hemos sido uno de los tres países, junto a Alemania y República Checa, que se ha mantenido más tiempo por debajo de los niveles del PIB del cuarto trimestre de 2019, si bien es cierto que España fue una de las naciones europeas a la que esta crisis sanitaria afectó más.

BBVA Research también acaba de pronosticar que la economía española crecerá un 2,4% este año, tres décimas más que las previsiones de Moncloa, aunque creen que la economía se ralentizará en el segundo trimestre del año ante algunas amenazas que acechan, y para 2024, revisan a la baja la previsión, hasta un 2,1%.

Hay tres elementos que están tirando de la economía: un sector exterior que no para de crecer con el turismo disparado y un mercado laboral en recuperación, con los salarios subiendo después de mucho tiempo, además de la fuerte tendencia a la baja de la inflación.

Según el INE, la tasa de inflación en España cayó al 3,2% en el mes de mayo, casi un punto inferior a la del mes de abril. Así mantiene su senda descendente, que comenzó el pasado verano y marca su menor ritmo de incremento en casi dos años, desde que empezó la crisis inflacionista por la fuerte subida de las materias primas. Pero atención, los alimentos todavía siguen por las nubes, un 12% de incremento, lo que forzará al Gobierno a prorrogar la rebaja del IVA a algunos productos de primera necesidad, que siguen mermando el poder adquisitivo de las familias y pueden frenar el consumo.

El sector exterior responde, primero por el turismo, pero también por el aumento de las exportaciones y el abaratamiento de las importaciones, aunque es una tendencia que puede peligrar por la recesión de la Eurozona. Las ventas de España están al cierre del primer trimestre de este año cerca del 13% por encima de las que estaban antes de la crisis del coronavirus.

Amenazas en ciernes

Las amenazas que apuntan al segundo semestre de este año son la caída de la inversión y el aumento de los costes financieros, así como un cierto debilitamiento de la producción industrial y sobre todo de la agricultura, con graves pérdidas por causa de la climatología, si bien los expertos destacan que la llegada de fondos europeos así como la mejora que se espera del turismo en verano, pueda compensar las cifras.

La recuperación económica ha sido muy intensa en lo que al empleo se refiere, ya que desde el principio de la legislatura se han creado unos 800.000 puestos de trabajo, un incremento del 4,2%, alcanzando algo nunca visto, que son los 20,8 millones de cotizantes, aunque en la Eurozona también ha habido tasas muy altas de recuperación del empleo, un 3,9% en el mismo periodo, tras el desplome que se sufrió por el coronavirus.

Sin embargo, está la polémica arrastrada desde la reforma laboral que es que muchos empleados fijos discontinuos siguen contabilizando como ocupados en los periodos de inactividad, lo que ha hecho engordar las cifras totales. Además, un alto porcentaje de los nuevos puestos de trabajo provienen del sector público, más de la mitad del crecimiento. Y finalmente, la reciente reforma de las pensiones puede gravar al empleo por el aumento de las cotizaciones a las empresas.

Otro dato para conocer y destacado por el gobernador del Banco de España, Pablo Hernandez de Cos, es que España presenta una renta per cápita inferior en un 17% a la de la Unión Económica y Monetaria (UEM), una cifra 8 puntos superior a la registrada en el año 2005.

Hernández de Cos ha pedido que la convocatoria electoral sirva para corregir ese desequilibrio por medio de un debate profundo sobre los grandes retos a los que se enfrenta la economía española, con la finalidad de alcanzar unos consensos mínimos, que entre otras cosas exigirían garantizar la persistencia en el tiempo de las reformas que se decidan abordar.

Por su parte, el líder del PP, Alberto Núñez Feijóo, se sigue guardando sin desvelar la mayor parte de sus recetas económicas y hasta de su equipo para esta materia, y su principal eje argumental se basa en que España es un país dopado por las subvenciones y los fondos que recibe de la Unión Europea. Y añade que su objetivo será revertir eso y hacer frente a los retos que a buen seguro le dejará su antecesor, entre los que no descarta hasta una crisis de deuda, estando como estamos ya con una deuda del 113,2% del PIB.

Núñez Feijóo, de puntillas

En respuesta a lo de Sánchez de que vamos como una moto, Feijóo, ha asegurado que España está en un “momento de estancamiento económico” y ha criticado el “triunfalismo” de Sánchez cuando el país no ha recuperado el PIB del 2019, hay una elevada tasa de paro y ha bajado el poder adquisitivo de las familias, por lo que a su juicio, la “historia clínica” del país “no es buena”. Vamos, que el líder popular, por ahora, pasa de puntillas sobre esta materia y prefiere callarse antes de equivocarse.

La realidad, como están destacando muchos analistas, es que a Sánchez le penalizará en las urnas mucho más sus pactos con los nacionalistas como los derivados de su necesidad de apoyo por parte de Unidas Podemos, que su política económica. Entre los primeros, los indultos de líderes secesionistas o los cambios en los delitos de sedición y malversación, y entre los segundos, los nuevos impuestos o la Ley de Vivienda, extendidos también con Podemos a asuntos sociales como la Ley Trans o la reforma de la ley del ‘solo sí es sí’.

Y para terminar y volviendo a la economía, voy a citar a un amigo mío, el periodista Mariano Guindal, que hace no mucho escribió que la situación económica española se asemeja a un gallego en una escalera: no sabemos si sube o baja. Pues eso.

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