La transición energética que se está produciendo en España y los cambios que se están fraguando en esta misma dirección en el seno de la Unión Europea han contribuido a mantener invariable la estructura de poder en el grupo multienergético español. Brufau traspasó en 2015 todas las funciones ejecutivas a Imaz, por lo que el CEO de la petrolera lleva siete años ejerciendo como máximo responsable.
El directivo de Mollerusa se mantiene de presidente desde 2004 aunque es consejero de Repsol desde el año 1996. Con la reelección por cuatro años más, Brufau continuará en el cargo hasta los 79 años.
En clave económica, el ejercicio pasado ha sido un año que ha estado marcado a todos los niveles por la incertidumbre internacional, con unos precios del petróleo y del gas de enorme volatilidad, y por la tensión regulatoria tanto a nivel interno como de Bruselas. La guerra de Ucrania ha derivado no solo en una escalada de precios sino también en la necesidad de abordar un nuevo modelo energético en todos los sentidos.
Por esta razón, el consejo de Repsol ha considerado que no es el momento de apostar por un cambio en la estructura de poder son todo lo contrario: seguir con una “política continuista”, máxime cuando también España está ante un año electoral en el que pueden producirse cambios relevantes. Además, la reforma del mercado energético va a requerir la máxima atención posible y la petrolera quiere ser parte activa, tal y como han reconocido tanto Brufau como Imaz en la junta de accionistas.
Un 11% más de dividendo
Respecto al dividendo, Repsol destinará en 2023 unos 2.400 millones de euros a repartir entre el accionariado. La junta ha aprobado un dividendo complementario de 0,35 euros brutos por acción, con cargo a los beneficios del ejercicio 2022, que se abonará el próximo 6 de julio, que se añadirá a los 0,35 euros abonados en enero pasado.
Con estos pagos, en 2023 se incrementará un 11% la remuneración hasta los 0,70 euros por título, con lo que se adelanta el objetivo previsto por el plan estratégico para 2024. A este dividendo se añadirá, antes de final de julio, una nueva reducción de capital de 50 millones de acciones tras haberse reducido el capital en 200 millones de títulos en el ejercicio de 2022.
Imaz ha subrayado precisamente que estos dividendos se complementarán con los programas de recompra “alineados con nuestro objetivo de distribuir un 30% del flujo efectivo de las operaciones a nuestros accionistas”, que representan los 2.400 millones de euros anunciado para este ejercicio.
Aparte de la retribución a los accionistas, Repsol centrará el tiro en el negocio del refino. La petrolera destinará parte de sus inversiones a potenciar las refinerías que tiene actualmente, ante la prolongación de la guerra de Rusia con Ucrania y el “relativo” bloqueo que existe a los productos rusos.
El cierre de refinerías que se han producido en Europa ha provocado una falta de productos refinados lo que ha generado que se hayan disparado aún más los combustibles. La petrolera invertirá este año 5.000 millones de euros, de los cuales una gran parte se destinarán a la transformación de sus negocios y un 35% a proyectos bajos en carbono.
Contra la estrategia regulatoria de la UE
El presidente de Repsol ha defendido la solidaridad de Europa y la política de sanciones a Rusia por la guerra con Ucrania pero ha criticado que la estrategia regulatoria europea “carece de planificación”, lo que compromete la “seguridad de suministro y la asequibilidad de la energía”.
En este aspecto, ha señalado que la regulación europea fomenta la reducción de emisiones a costa de perder tejido industrial y competitividad, ya que una parte de las emisiones que se reducen en la Unión Europea se exportan a otros países que asumen esta producción industrial. “Es imprescindible que Europa cambie la manera de construir cadenas de valor y suministro para no depender en la transición energética aún más de China o Rusia”, ha destacado. Además, ha recordado que la UE importa el 55% de la energía que consume, mientras EEUU es un exportador neto.
Adicionalmente, ha defendido unas reglas de juego claras para fomentar la innovación tecnológica y la inversión privada necesaria para desarrollar tecnologías no maduras y no quedarse a atrás. “La transición tiene que servir para fortalecer nuestro sistema tecnológico y nuestro tejido industrial”, para que no se convierta en “una plataforma extractiva de recursos públicos que alimentan las bases tecnológicas de otras regiones”, ha añadido.
Beneficio récord de 4.251 millones
Repsol alcanzó en 2023 un beneficio récord de 4.251 millones de euros, un 70% más, debido al aumento del precio del crudo y del gas. Los buenos resultados se vieron favorecidos por el margen del refino que se multiplicó por 6,5 veces respecto a 2021. La producción de petróleo ascendió a 550.000 barriles equivalentes de petróleo, un 3,8% menos. En cuanto a las inversiones, Imaz ha anunciado para este año unas inversiones de 5.000 millones.
La petrolera que preside Antonio Brufau vivió uno de los ejercicios más rentables marcado la incertidumbre generada por la guerra de Ucrania, la fuerte volatilidad de los precios y la complejidad de los mercados internacionales.
En el primer semestre, el petróleo se acercó a los 140 dólares por barril, niveles máximos que no se habían vivido desde el año 2008. En la segunda mitad del ejercicio, el temor a una recesión económica global y la caída de la demanda cambiaron la tendencia y se produjo un desplome de precios, con cotizaciones del Brent por debajo de los 80 dólares por barril en el mes de diciembre. Con todo ello, la media del barril procedente del mar del Norte fue de 101 dólares por barril. Por su parte, el gas Henry Hub cerró el ejercicio a una media de 6,6 dólares por MBtu, muy por encima del promedio de 2021, que fue de 3,9 dólares.
Pese a los buenos resultados del ejercicio pasado -4.251 millones de euros- y los 2.499 millones registrados en 2021, la compañía no logra compensar las pérdidas sufridas en 2019 y 2020, que ascendieron a 7.105 millones de euros. La deuda neta se ha reducido de 5.800 millones de euros a 2.300 millones de euros a finales de 2022.
Con el foco en la seguridad de suministro
El consejero delegado ha destacado el que la compañía tiene el compromiso de descarbonizar, pero “no es ni puede ser el único objetivo. Debemos poner mucho foco también en la seguridad de suministro, en definitiva, energía para todos, así como energía asequible, a precios competitivos. Este es nuestro compromiso”, ha explicado.
Imaz ha definido al negocio de Renovables como uno de los pilares fundamentales de la transición energética, con el objetivo de contar con una capacidad de generación renovable de 6.000 MW en 2025 y 20.000 MW en 2030.
Renovación de consejeros
Además de la renovación de Brufau e Imaz para otros cuatro años más, han sido relegidos en el consejo Aránzazu Estefanía Larrañaga, María Teresa García-Milá Lloveras, Henri Philippe Reichstul y John Robinson West, así como la ratificación del nombramiento por cooptación y reelección de Manuel Manrique, que seguirá en el órgano rector de la compañía a pesar de que Sacyr salió de la petrolera el ejercicio pasado. María del Pino se incorpora al consejo como independiente. Con ello, se aumenta la presencia de mujeres hasta 40%.