El valor debe di­gerir la lle­gada del nuevo CEO y la ba­talla de poder en el grupo

La catarata de noticias frena a Indra en la Bolsa con los inversores a la espera

La ac­ción se aleja de los 12 euros tras las com­pras de Amber Capital

Sedes de Indra
Sedes de Indra

Sólo cinco días des­pués del anuncio del nom­bra­miento de José Vicente de los Mozos como nuevo CEO de Indra, se ha co­no­cido que Amber Capital, el prin­cipal ac­cio­nista de Prisa, ha ele­vado su par­ti­ci­pa­ción hasta el 7,2% en el ca­pital de la tec­no­ló­gica. Un mo­vi­miento que le per­mi­tiría ocupar una asiento en el con­sejo pero que rom­pería el equi­li­brio al dejar el por­cen­taje de in­de­pen­dientes por de­bajo del 50%.

No sería fácil para Indra justificar la ruptura de dicho equilibrio, que sería muy mal vista por el supervisor bursátil. De aquella tumultuosa junta de junio del año pasado en la que se destituyó a varios consejeros independientes, la CNMV sacó la conclusión de que no hubo concertación entre la Sepi, Amber y Sapa para ejecutar dichos ceses, precisamente porque la compañía se comprometió a respetar los actuales equilibrios.

Pero la realidad es que Indra está viviendo otro episodio -y son muchos ya- de incertidumbre en bolsa. Por un lado, queda claro que Amber Capital quiere dar la batalla. Suya, de su jefe Joseph Oughourlian, es la propuesta de escisión de los negocios estratégicos de tecnología y defensa. Una opción que no era defendida por el anterior CEO, Ignacio Mataix. Tras su salida, el escenario queda mucho más abierto.

"No parece que se pueda abordar un asunto de esta importancia en una empresa estratégica en un año electoral como 2023. Creo que no habría novedades hasta el año que viene, dependiendo de los resultados de las elecciones. Eso puede generar incertidumbre en la acción de Indra a medio plazo. De momento, se está alejando de los 12 euros poco a poco a la espera de que se vayan despejando incógnitas", señalan fuentes del sector.

Prestigo ganado

De los Mozos llega avalado por un enorme prestigio. Pero el mercado se apresta a examinar su independencia en un grupo en el que el Gobierno -a través de la Sepi- ha tenido mucho que decir. No ayuda tampoco la dispersión del capital. Al 7,2% en manos de Amber se suma el 3% que acaba de adquirir Escribano Mechanical & Engineering -con idea de llegar al 10%-, el 5% de SAPA y el 25% de la Sepi.

Y sin olvidar las participaciones significativas de Deutsche Bank o Fidelity, que estarán muy atentos a los primeros pasos de De los Mozos en Indra. La dimisión del vocal independiente Axel Arendt (en desacuerdo con la salida de Mataix) tras la elección de José Vicente de los Mozos como nuevo CEO demuestra que éste tendrá que hilar muy fino en los próximos meses para no herir sensibilidades entre consejeros y accionistas.

Entre estos últimos, hay intereses y necesidades muy contrapuestas. A nadie se le escapa que De los Mozos tiene ante sí una oportunidad única de sacar la mayor tajada posible a un grupo que navega con viento de cola en todos sus mercados. La gran duda es sí tendrá por delante unos trimestres de tranquilidad, de paz en una compañía que en los últimos tiempos ha tenido demasiado momentos convulsos.

La figura de Joseph Oughourlian es especialmente relevante en todo este entramado. Mientras batalla por su cuota de poder en Indra, el inversor hace lo propio en Prisa, donde haciendo valer su mayoritario 29,9% ha realizado cambios en el consejo para protegerse de la alargada sombra de Vivendi y, en menor medida, de Mediaset. En un año electoral en el que el Gobierno puede cambiar de signo político, Oughourlian no deja de mover sus fichas.

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