El grupo promotor, participado por Santander, BBVA y FCC, critica además la cada vez mayor presión fiscal en España en un entorno muy complejo marcado por la persistente inflación y el encarecimiento de los créditos. Todo ello no hace más que aumentar el esfuerzo económico sobre la renta disponible de los compradores de vivienda.
Pero uno de los aspectos que más preocupa es la restricción al mercado del alquiler. El grupo considera que tendrá un efecto desincentivador sobre la inversión, frenando el dinamismo del sector y, por tanto, la creación de empleo y perjudicando en último término a la propia oferta de vivienda generando un peligroso círculo vicioso que va en contra de los objetivos que pretenden estas medidas.
Un problema añadido a las dificultades por las que viene atravesando el sector desde el inicio de la guerra en Ucrania como son los altos precios de la energía y de las materias primas, los retrasos en la cadena de suministros, la falta de mano de obra cualificada o las tensiones generadas por el parón generalizado en el crecimiento de todas las economías europeas.
Un viento en contra que Metrovacesa está sufriendo en sus carnes. El grupo ha registrado unas pérdidas de 3,6 millones de euros entre enero y marco frente a las ganancias de cerca de 11 millones contabilizadas en igual período del pasado ejercicio. Unos números rojos marcados por la fuerte caída de los ingresos, un 43,7 %, hasta los 79,5 millones de euros.
Estas cifras no han gustado nada a los accionistas que han iniciado una prudente retirada de posiciones a la espera de ver cómo acaba afectando la nueva ley al valor. En las cinco últimas sesiones, las acciones de Metrovacesa han sufrido un ajuste de más del 7 % que ha reducido su rentabilidad en bolsa en el año a poco más del 10 %. Y lo peor de todo, con un perfil técnico netamente bajista.