La frase proviene de una de las grandes compañías gestoras de viviendas del país, que recoge el sentir general del sector. Son cientos de grandes y pequeños propietarios los que cada día toman una decisión que va a cambiar el semblante de un mercado inmobiliario español envuelto en la incertidumbre. Se enfrenta a unos meses de altísimo voltaje en el que hay muchas incógnitas sin resolver.
La primera es que va a pasar con el mercado del alquiler. "No me extrañaría que de aquí a fin de año se produzca una reducción de la oferta disponible de como mínimo el 10%. Una auténtica barbaridad para un mercado con muy poco producto disponible en las grandes ciudades. Muchos tenedores de vivienda han decidido tirar la toalla a la vista de lo que viene desde ya" señalan fuentes del sector.
La realidad es que, más allá de la potestad que la Ley de Vivienda otorga a las comunidades autónomas en determinados supuestos, hay otros que se van a aplicar desde ya y que echan para atrás a los arrendadores. Entre otras, los topes del 2% en 2023 y del 3% en 2024 a las actualizaciones de rentas, las prórrogas obligatorias para familias vulnerables y o los recargos vía IBI para viviendas vacías que pueden llegar al 150%.
Acoso a propietarios
"El problema es que los arrendadores se sienten acosados. Muchos de ellos se van con la música a otra parte hasta nueva orden. Si luego resulta que La ley es un fracaso y su efectividad mínima, volverán. Pero hasta las elecciones de noviembre no se debe esperar nada, porque un cambio en la política de vivienda sólo vendría de la mano de un cambio de color del Gobierno que no está nada claro", señalan en una gran consultura inmobiliaria.
El gran problema del sector ahora es cómo reconducir la enorme masa de producto que sale cada día del mostrador de viviendas en alquiler hacia otros propietarios con interés en arrendar. Desde el sector se asegura que este es el reto más difícil, porque los potenciales compradores de vivienda para su alquiler posterior están en modo de ver y esperar. Y hay otro segmento que prácticamente ha parado las máquinas.
Se trata de los inversores extranjeros -principalmente latinoamericanos-, que tienen pánico a la ocupación. Un problema que, según los expertos, la Ley no sólo no corrige sino que fomenta. Por lo tanto, hay un temor nada disimulado a que la tasa de reposición de arrendadores sea muy pobre. Todo hace indicar que muchas de las casas que dejan de estar en alquiler serán vendidas para vivienda habitual.
El otro gran cambio es que los que siguen en el mercado del alquiler a la caza de rentabilidades atractivas que en 2022 se situaron entre el 6,5% y el 7,5% son ya mucho más selectivos con los nuevos arrendatarios. Van a exigir perfiles muy solventes, lo que directamente supone que parte de los perfiles medios y bajos pueden quedar excluidos de un mercado de alquiler cada día más pequeño.