Cualquier parecido con la actividad del primer semestre de 2022 es mera coincidencia. El giro al alza del precio del dinero a partir del mes de julio, la escalada de la inflación, la guerra de Ucrania y quién sabe hasta qué punto el impacto de la aplicación del impuesto extraordinario a la banca -el sector advirtió desde el principio que la tasa drenaría 50.000 millones de euros del crédito que llega a la economía- han dinamitado las cifras.
El mejor ejemplo está en el mercado hipotecario, en el que se está produciendo un retroceso muy notable. Por primera vez desde agosto de 2021 -se trata del mes de vacaciones por excelencia, en el que cada año se suelen marcar los mínimos de contratación de préstamos- la actividad mensual cayó en febrero por debajo de los 4.000 millones de euros. Si se suma enero, la contratación cae ya a ritmo de doble dígito respecto a los dos primeros meses del año pasado.
Por lo tanto, el primer trimestre ha sido de franco repliegue. Los expertos creen que los datos de marzo ampliarán aún más esta tendencia, porque antes de la gran tormenta sobre la banca que provocó el colapso de Silicon Valley Bank y el rescate de Credit Suisse, el Euribor había rozado el 4%. O, lo que es lo mismo, más personas quedaban excluidas de la posibilidad de contratar préstamos hipotecarios cada vez más caros.
"Es verdad que el euribor se relajó en la segunda mitad del mes, pero los episodios de colapso en la banca mundial han puesto a la banca en guardia. Ahora los bancos son todavía más cautelosos en la concesión, entre otras cosas porque las entidades se sienten mucho más vigiladas por los supervisores. El primer trimestre de 2023 ha sido malo sin paliativos en términos de concesión. El segundo podría ir en la misma línea", señalan fuentes financieras.
El ajuste se traslada también al crédito a empresas, que en el último trimestre del año pasado se situó en una horquilla entre los 28.200 y los 33.800 millones de euros y que en estos dos primeros meses del año fue de 25.000 millones en enero y de apenas 22.500 en febrero. Por lo tanto, el mercado crediticio se está estrechando a velocidad de crucero en un entorno de menor demanda y de mayores exigencias por parte de los bancos.
Rebaja de hipotecas
La rebaja en hipotecas y crédito a empresas la está compensando la banca -sólo en parte- en el apartado de préstamos al consumo, donde los márgenes son más altos, aunque también crece el riesgo de impago. La concesión en este segmento sí sigue en niveles similares a los del año pasado a pesar de que los tipos de interés no dejan de subir hasta niveles que se sitúan ya muy cerca del 9% frente al 8,44% de cierre de 2022.
Niveles que, como en el caso del 3,65% de las hipotecas o el 4% de los créditos a empresas empiezan a ser inalcanzables, sobre todo en el caso de las familias. La banca asume el descenso de la actividad crediticia con preocupación, porque al mismo tiempo las familias siguen amortizando hipotecas a velocidad de crucero para protegerse del alza del euribor. Y eso significa menos préstamos vivos generando intereses, como está empezando a ocurrir también en el segmento de empresas.