Monitor de Consumo Bancario

La con­ce­sión de prés­tamos para vi­vienda cayó un 2% en tasa anual

Febrero certifica el frenazo hipotecario

La fi­nan­cia­ción se ha es­tan­cado, con el eu­ríbor en má­ximos de seis años

Rehabilitación de viviendas
Viviendas paradas.

Mientras arrecia la pol­va­reda le­van­tada por la po­lé­mica en torno a la nueva ley de vi­vienda, el mer­cado hi­po­te­cario sigue es­tan­cado en un fre­nazo que pa­rece no tener fin. El pa­sado mes de fe­brero, la con­ce­sión de prés­tamos por vi­vienda cayó un 2% res­pecto al mismo pe­ríodo del año an­te­rior y un 4,1% en tasa men­sual. Malos nú­meros que le deben mucho a la hin­chazón del eu­rí­bor.

Según los datos facilitados por el Instituto Nacional de Estadística (INE), el número de hipotecas constituidas sobre viviendas durante el segundo mes del año fue de 35.900, un 2,0% menos que en febrero de 2022 Y un 4,1% menos que en enero del presente año. El importe medio es de 143.413 euros, con un aumento del 1,2%. El capital prestado se situó en 5.148,5 millones, con un descenso anual del 0,9%.

El tipo de interés medio de los préstamos por vivienda fue del 2,86% y el plazo medio de 24 años. El 34,3% de las hipotecas sobre viviendas se constituye a tipo variable y el 65,7% a tipo fijo. El tipo de interés medio al inicio es del 2,70% para el tipo variable y del 2,96% para las de tipo fijo.

De las 11.213 hipotecas con cambios en sus condiciones, el 39,7% se debieron a modificaciones en los tipos de interés. Después del cambio de condiciones, el porcentaje de hipotecas a interés fijo aumenta del 13,5% al 46,7%, mientras que el de hipotecas a interés variable disminuye del 85,4% al 52,1%.

Un euríbor en estampida

El enfriamiento del mercado es resultado directo de unos tipos de interés inflados por la crecida del euríbor. Este indicador, al que están referenciadas la inmensa mayoría de hipotecas en España, rompió de nuevo la barrera del 3,9% el pasado 25 de marzo, poco después de cumplir un año en tasa positiva.

Hace apenas 12 meses, el euríbor se encontraba en coma profundo, bordeando el signo negativo con porcentajes que no llegaban al 0,1%. Sin embargo, la inestabilidad financiera internacional provocada por el embudo en los suministros y el conflicto bélico entre Rusia y Ucrania llevó a los bancos centrales a cancelar las políticas de tipos bajos a fin de controlar la inflación.

Este golpe de timón le dio al euríbor un impulso meteórico, encadenando subidas todos los meses hasta situarse en máximos de en torno al 4%, una cotización que no se veía desde 2017.

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