"Esas salidas no le hacen ni cosquillas al sector. Primero porque muy poco se está yendo a la competencia. La realidad es que muchos clientes cambian de vehículo y se van a productos más rentables, que en la mayoría de los casos son de la misma entidad. Por otro lado, otros se están dedicando a amortizar hipotecas, lo que en algunos casos no deja de ser una buena noticia para los bancos", señalan fuentes del sector.
Efectivamente, los bancos españoles, cargadísimos todavía de liquidez, siguen exprimiendo el trasvase de posiciones de clientes hacia los fondos de inversión conservadores, que dejan jugosas comisiones. Sólo en los dos primeros meses del año, captaron cerca de 6.000 millones de euros en sus productos que invierten en deuda soberana y que están vendiendo a tutiplén en su tupida red de oficinas.
Ese proceso no ha terminado todavía, ni mucho menos. Como el ritmo de captación sigue siendo muy alto, los bancos no tienen incentivo alguno para retribuir los depósitos. Lo han dejado claro Santander, BBVA, Bankinter y Sabadell en la presentación de sus cuentas, y no habrá sorpresa con CaixaBank, que ya dejó claro desde el principio que sería el último en moverse. Esperará a que el resto decida.
Hay que esperar
Parece que, con el verano cada vez más cerca, los sufridos ahorradores tendrán que esperar hasta el último tercio del ejercicio para vislumbrar -aunque no hay seguridad alguna- los primeros brotes verdes. De momento, la banca se va a limitar a pagar el 2% o en el mejor de los casos el 3% a clientes de alto nivel a los que quiere mantener a toda costa. Pero fuera del ámbito de la banca privada, nada de nada.
En paralelo, crece el ritmo de las amortizaciones hipotecarias para protegerse de la subida del Euríbor, lo que provee de liquidez adicional a la banca, que desde ningún punto de vista se ve impelida a pagar por los depósitos. "Es verdad que nos está bajando el saldo vivo del negocio hipotecario, pero de momento la situación no es muy preocupante y nos permite mantener unos niveles de liquidez muy altos", señalan desde el sector.
De momento, todo sale a pedir de boca para la banca, que no está en absoluto preocupada por el descenso de los depósitos de los tres primeros meses del año. Primero, porque la cifra global viene de un récord histórico por encima del billón de euros al cierre de 2022 y, en segundo lugar, porque gran parte de lo que sale de estos productos se queda en casa, por la vía de fondos de inversión o de las amortizaciones de préstamos.
Nada inquieta al sector a corto plazo. Salvo que se produzca otro cisne negro en la banca como los de marzo, no se debe prever cambio alguno en la política de retribución de los depósitos en España. Al menos por parte de las grandes entidades. Lo de las pequeñas es otro cantar, pero su capacidad para robar depósitos a las grandes sigue siendo muy, muy limitada.