OPINIÓN

Los pro­blemas de verdad del país se si­guen acu­mu­lando sin so­lu­ción

La campaña electoral vuelve a sacar los colores a los partidos políticos

El PSOE y el PP pierden un tiempo pre­cioso con pro­mesas que saben que nunca po­drán cum­plir

Campaña electoral, partidos.
Campaña electoral, partidos.

A las puertas de las elec­ciones au­to­nó­micas y mu­ni­ci­pa­les, el clima po­lí­tico preelec­toral está to­davía peor de lo ima­gi­nado y eso que darle a la ima­gi­na­ción es gratis y suele dar para mu­cho. Mejor es no pensar en cómo serán las ge­ne­rales de otoño dado que los par­tidos po­lí­ticos se juegan el Gobierno de España y que co­no­ciendo los re­sul­tados de los pró­ximos co­mi­cios mu­ni­ci­pales y au­to­nó­mi­cos, les per­mi­tirá ajustar sus ofertas y pro­mo­ciones a lo que ellos creen que les ha be­ne­fi­ciado o per­ju­di­cado an­te­rior­mente.

En fin, un panorama bastante desolador que vuelve a convertir a España en un auténtico mercado persa en el que se venden tantas cosas con trampa, que se hace imposible identificar lo que está rebajado de verdad y tiene cierto valor adquirir, o en este caso del que hablamos, de dar nuestro voto de confianza a la organización adecuada.

El problema, y ya lo hemos ido contado desde estas páginas en distintas ocasiones, es que este proceso electoral provoca que se pierda un tiempo precioso para hacer ajustes y acciones que mejoren nuestra economía y nuestra cohesión social, un tiempo que puede que finalmente no tengamos ante los importantes problemas que nos están acechando.

Alertas del Banco de España

El Banco de España lleva tiempo alertando que la persistencia de una elevada inflación, unida a las importantes tensiones geopolíticas, como es la guerra en Ucrania, y las turbulencias financieras, que hasta la fecha ya se han cobrado más un cadáver bancario fuera de nuestras fronteras, nos pueden pasar factura, al incrementar la vulnerabilidad de las empresas y los hogares españoles.

Por todo esto se hace absolutamente necesario que España incremente su actividad económica y pueda crear más empleo, además de reducir su deuda pública y su déficit público cuanto antes, si no queremos enfrentarnos a graves obstáculos en el futuro inmediato.

La realidad es tozuda y España no recuperará los niveles de Producto Interior Bruto (PIB) de 2019 hasta dentro de unos meses debido en gran parte al “profundo impacto” de la pandemia del covid en la economía española por el fuerte peso de la hostelería, el ocio y el turismo, según la subgobernadora del Banco de España, Margarita Delgado, a diferencia de la mayoría de nuestros homólogos europeos que ya lo han recuperado hace tiempo.

Respecto a la deuda pública, esta alcanzó en 2022 los 1.502.543 millones de euros, frente a los 1.427.238 millones de 2021, y lamentablemente tenemos el dudoso honor de estar entre los países más endeudados.

En cuanto al déficit público las cosas han ido mejor debido al fuerte aumento de la recaudación fiscal del Estado, en cifras récord por la inflación, y hemos conseguido cerrar 2022 con un 4,8% del PIB por debajo del 5% comprometido con Bruselas. Pero las alegrías duran poco y la Comisión Europea acaba de presentar un ambicioso plan para volver a la disciplina fiscal que prevé reducciones obligatorias anuales del 0,5% del PIB para las naciones que, como España, superen el 3% de déficit público. De no cumplir, nuestro país se enfrentaría a multas de más de 6.000 millones, por no hablar de a una posible crisis de deuda como la que vivimos, que podría ser alentada como siempre desde el norte calvinista y protestante.

Solo prometen ‘fake news’

Y todo esto sin entrar en capítulos fundamentales del bienestar de los españoles, por ejemplo las pensiones y los salarios, por no hablar de asuntos como el paro, la sequía y hasta la vivienda, donde sí se han producido ofertas puntuales aunque tengan un grave problema de origen y es que son puramente electorales y por consiguiente disparatadas.

La cercanía de las votaciones ya está provocando un aluvión de promesas que no abordan la solución de los problemas, sino que únicamente la venden de las forma más estridente y explosiva, como si los ciudadanos fueran tontos de remate y además no tuvieran memoria.

Estos días vemos un verdadero apocalipsis de ‘fake news’ por parte de los partidos políticos y del Gobierno, que a este paso y con el tiempo que falta todavía para votar van a dejar en mantillas al escándalo de la ‘Fox News’. Están en su línea de siempre, prometiendo sin ninguna vergüenza ni pudor lo que saben que no pueden cumplir.

Particularmente, como era obvio que iba a pasar, el Ejecutivo está intentando sacar pecho con la economía, intentando robar al principal partido de la oposición eso de que las cuentas son cosa del centroderecha. También su apuesta por la ecología y todo lo que rodea al cambio climático, curiosamente olvidando o pasando de puntillas sobre asuntos tan importantes como el futuro que quieren ofrecer al sector nuclear, ahora que esa energía según Europa no contamina y es casi la más verde.

Dan vergüenza

Bromas aparte, parece que la propuesta estrella está siendo una Ley de Vivienda que tenían aparcada desde el principio de la legislatura por diferencias con Unidas Podemos y que ahora con el apoyo de grupos habitualmente tan preocupados por esto como Bildu y ERC, finalmente han decidido poner en marcha. La verdad es que dan vergüenza.

Se trata de una ley intervencionista que vuelve a la época de Franco en lo referente al alquiler y que probablemente provocará un recorte de la oferta y una subida de los precios. Pero es que además, parece que hace algo más que tolerar la okupación, lo que vuelve a poner de actualidad todo lo referente a la seguridad jurídica en España. Y por si todo esto fuera poco, Sánchez se ha lanzado también a una carrera frenética en ofrecer viviendas sociales, que debe estar ya por el medio millón de pisos, cuando hasta la fecha su Gobierno no ha promocionado ni una sola casa de estas características. En cada mitin que da sube la cifra, lo que empieza a ser motivo de chanza hasta para los suyos.

Falsas promesas

Como siempre, el PP, además de sus tradicionales ofertas electorales de seriedad y buen hacer según ellos, promete que derogará esta Ley de Vivienda cuando llegue al Gobierno, cosa que nadie se cree, ya que tradicionalmente es el partido que ha prometido derogar prácticamente todo lo que hacen sus enemigos políticos, y luego cuando aterriza en Moncloa no lo hace, se olvida de sus promesas, nunca lo ha hecho.

Hay ejemplos para llenar varios artículos como este, por ejemplo todo lo referente al aborto, entre otras cosas, y solo con recordar que la AP de Fraga se abstuvo en el referendum de la OTAN se les debería poner colorado hasta el alma y callarse cuando no sepan que decir.

Del nuevo grupo de la vicepresidenta Díaz, Sumar, mejor no decir nada, bueno quizás que desde su nacimiento se empieza a parecer sospechosamente al PP y al PSOE, lo que realmente no habla nada bien de ellos.

Se trata de una jugada política carente de verdadero contenido ideológico que agrupa probablemente a la gente más sectaria del panorama político nacional, además de a la propia vicepresidenta a figuras como la alcaldesa de Barcelona y la doctora García, esta última además de beneficiaria del bono social térmico por lo que ella pedía el cese de un consejero de Ayuso, propietaria también de un oculto emporio inmobiliario por lo que vamos sabiendo, cosa que no pasa nada si se reconoce pero sí queda mal si se trata de ocultar.

No es demagogia, es verdad

La verdad y no deja de ser curioso, es que por lo menos los partidos aparentemente más extremos que se presentan a las próximas elecciones, como son Vox y Unidas Podemos, por lo menos no engañan a nadie en sus ofertas electorales y están cada vez en menos sintonía con sus hipotéticamente aliados postelectorales, el PP y el PSOE.

Unidas Podemos defiende la okupación a las claras, sin tapujos, y no se ha apeado de sus tesis en el ‘solo sí es sí’, y Vox lo mismo, no le duelen prendas seguir manifestando su oposición a las autonomías o en defender los trasvases de cuencas y que cese el desmantelamiento de presas en España a causa de la Agenda 2030, entre otros muchos asuntos que son bandera de estos dos grupos políticos aparentemente más radicales.

Una vez más, seguimos en una mala situación de partida, dedicados a perder un tiempo precioso con promesas que saben que nunca podrán cumplir mientras los problemas se siguen acumulando sin solución. Y lo horrible es que esto no es demagogia, es la puñetera verdad.

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