Los expertos esperaban que al aumento de las inversiones previstas se sume a la mayor contribución de las nuevas líneas puestas ya en servicio o las adquiridas en Brasil, así como la puesta en operación comercial desde el pasado mes de septiembre del nuevo satélite Amazonas Nexus.
Esta intensa actividad le debería permitir alcanzar un Ebitda superior a los 1.500 millones de euros este año y un beneficio neto ligeramente por encima del año pasado, algo más de 664 millones de euros, apoyado en los esfuerzos del grupo en la contención de los costes. Un factor en que influirá decisivamente la marcha de la inflación.
Con vistas al plan estratégico con vencimiento en 2025, el gestor de las redes eléctricas española ha reafirmado los objetivos financieros para dicho período esperando superar el margen del 72% en 2023 y del 70% en 2025, con una ratio de deuda/Ebitda por debajo de las cinco veces al final de ese período pese al ambicioso plan de inversiones para cubrir la demanda.
El aumento de las inversiones hace temer, sin embargo, un preocupante aumento de la deuda para 2023. A ello contribuiría también el previsible deterioro del fondo de maniobra después de que el pasado ejercicio fuera inusualmente alto, reduciendo la deuda de forma artificial. De hecho, algunos analistas anticipan posibles tensiones en el balance en el actual escenario de precios altos y subidas de tipos.
Perspectivas que lleva a los operadores a apostar por la prudencia. Las acciones de Red Eléctrica se han desinflado en las últimas semanas para buscar soporte sobre el nivel de los 16 euros. De perder esta cota se podrían observar nuevos ajustes hacia la zona de los 15,8 euros, donde los expertos técnicos creen que se podría encontrar una nueva oportunidad de entrada.
En cualquier caso, la alta rentabilidad por dividendo, por encima del 5 %, confirmada en su plan estratégico pueden hacer más llevaderos posibles recortes adicionales si se buscan posiciones a largo plazo.