El oro registró una brusca caída el viernes, a consecuencia de las manifestaciones de un funcionario del banco central estadounidense, quien expresó la necesidad de otra subida de los tipos de interés. Dinero más caro equivale a una subida en el coste de la financiación de una compra en los mercados.
Christopher Waller, miembro del consejo de administración de la Fed, dijo a Associated Press el viernes que la inflación “sigue siendo demasiado alta”, aunque no especificó cuántos aumentos más apoya, asegura una publicación especializada. El mercado apuesta ahora por un nuevo alza de tipos de 0,25 puntos.
En cualquier caso, el precio de la onza troy (31,1 gramos de oro) había rondado los 2.030 dólares durante la semana, hasta que el miedo de los mercados desplomó esta cotización por debajo de los 2.000 dólares. El oro marcó precio de 2.069 euros en marzo del año pasado y su máximo histórico anotó los 2.075 dólares en agosto de 2020.
El oro se ha considerado como el valor refugio por parte de los inversores, siempre que se produce una crisis inflacionista. La evolución actual ha sido diferente, por la gran fortaleza manifestada por el dólar. En un principio, el subidón del dólar en los mercados se debió a dos factores, la guerra en Ucrania y el alza de tipos de interés acelerada por parte de la Reserva Federal para contener una inflación que no habían querido frenar cuando muchos meses antes habían constatado que algo estaba pasando en los precios de los fletes marítimos.
Demanda insuficiente
Rickards asegura que la inestabilidad se debe a que los bancos estadounidenses se encuentran comprando títulos del estado a espuertas y no disponen de garantías suficientes para avalar estas adquisiciones. Eso hace que tengan que pagar las compras en dólares. Esto mantiene elevados los precios del billete verde y frenan la cotización del dólar.
“La fortaleza del dólar ha sido impulsada por una demanda de garantías denominadas en dólares, principalmente letras del Tesoro de EE. UU., necesarias como garantía para respaldar el apalancamiento en los balances bancarios y en posiciones de derivados de fondos de cobertura. Esa garantía de alta calidad ha sido escasa. A medida que los bancos luchan por obtener garantías escasas, necesitan dólares para pagar las letras del Tesoro. Eso alimenta la demanda de dólares.
¿Hasta cuándo se mantendrá el freno al oro? Los expertos aseguran que debería marcharse por encima de los 2.000 dólares con rapidez. Y alcanzar los 3.000 y hasta un nivel mucho más elevado, del orden de los 5.000 dólares. Pero se trata de especulaciones. El tiempo y los acontecimientos geopolíticos y en los mercados de divisas dictarán sentencia.