La pre­sión sobre la com­pañía para se­guir en España se tras­lada sin ex­cesos a la Bolsa

El Gobierno de Sánchez pierde su batalla in extremis para que Ferrovial siga en España

El fondo so­be­rano Norges Bank cambia de opi­nión y anuncia su apoyo al tras­lado de la sede

Gobierno de España
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Presión y más pre­sión, no exenta de guerra su­cia. Es el tér­mino más uti­li­zado para de­finir como afronta Ferrovial la junta de ac­cio­nistas que este jueves de­cide si aprueba el tras­lado de sede del grupo cons­tructor y de ser­vi­cios a Países Bajos. Presiona el Gobierno ase­gu­rando que no hay mo­tivos eco­nó­micos que jus­ti­fi­quen la ope­ra­ción, y pre­sio­naba un gran fondo como Norges Bank , an­ti­ci­pando pri­mero que vo­tará en contra de la mu­danza, como antes Leopoldo del Pino. Aunque este miér­coles cambió de opi­nión y se unió a los que vo­tarán a favor del tras­lado.

Sin embargo, la presión se traslada con cuentagotas allí donde más y mejor se expresan las incertidumbres sobre una empresa cotizada: la bolsa. Después de un largo parón por las vacaciones de Semana Santa, la acción de Ferrovial despachó la sesión del martes con una caída del 1,3% hasta los 26,81 euros. Nada especial en realidad, teniendo en cuenta que bajaron todas las constructoras del Ibex (con Acciona a la cabeza) en una sesión de descensos en las bolsas europeas.

"No hay presión vendedora fuerte sobre Ferrovial antes de la junta. En la sesión de ayer se movieron acciones por valor de apenas 27 millones de euros, lo mismo que en las jornadas previas a la Semana Santa, cuando la actividad cayó en picado. Lo que quiere decir que el mercado apuesta de forma concluyente porque la separación saldrá adelante , porque la compañía parece haberse blindado ante cualquier posible contratiempo", señalan en fuentes bursátiles.

La realidad es que la acción de Ferrovial sigue claramente por encima de los 26 euros con los que la compañía retribuirá a todos los accionistas que decidan ejercer el derecho de separación. Algo que en el mercado se da por hecho que no hará Leopoldo de Pino y Norges Bank, que anunció primero su intención denegarse al cambio, finalmente cambió de opinión y anuncio que debe mirar por los intereses económicos de su 1,5%: la acción de Ferrovial está a 26,8 euros.

Posición de Norges

Con el cambio de posición de Norges y previsiblemente de otros accionistas, parece descabellado pensar que las peticiones de separación alcancen el 2,5% del capital que Ferrovial ha puesto como límite. Es decir 500 millones de euros. Pero no es precisamente un problema insuperable, porque Rafael del Pino tiene un as bajo la manga que todo hace indicar que utilizará si es necesario para salvar la situación.

El hombre fuerte de Ferrovial puede renunciar a la condición suspensiva de 500 millones si las cosas se ponen feas. Todo hace indicar que la sangre no llegará al río, pero la posición de Norges Bank podría provocar movimientos en esta dirección por su potencial efecto de arrastre en otros fondos. Pero parece una opción remota. De momento, el argumento de que la mudanza puede perjudicar los intereses de los socios minoritarios no ha sido 'comprado' por la mayoría.

Fondos como el activista TCI, Calpers o el fondo canadiense CPPIB van a apoyar una operación que parte con el 28% de síes que garantiza el capital en manos de Rafael del Pino y su hermana María. Además, la asociación española Aemec ha recibido comunicaciones de organizaciones internacionales como Better Finance y WFI, en las que se respalda el traslado a Países Bajos, desde donde Ferrovial empezará a cotizar en Estados Unidos.

"La junta debe servir de escaparate a Ferrovial para vender las bondades del proyecto. Desde el Gobierno ya han recibido todas las críticas que tenía que recibir por su decisión y ahora toca convencer a los accionistas dubitativos de que no hay razones para el temor. La compañía siempre puede esgrimir que mantendrá su sede operativa en España y que el compromiso con su país de origen es incuestionables", señalan en una gran gestora internacional.

Con estas cartas sobre la mesa, la junta de las emociones fuertes no está cotizando en bolsa. O, si lo está haciendo, su impacto no pasa de testimonial. Salvo gran sorpresa de última hora y a la espera de que los accionistas escépticos con la mudanza decidan dar el paso definitivo y optar por el derecho de separación, la suerte parece más que echada.

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