Una inyección de dinero que irá destinada a reducir su endeudamiento y a impulsar su proceso de descarbonización. Argumentos que no convencen del todo a los accionistas por la fuerte dilución para sus posiciones que supondrá esta operación.
La mayoría de los analistas, en cambio, la ven con buenos ojos pues servirá para fortalecer su estructura financiera después del fuerte impacto sufrido por la pandemia que obligó a solicitar la ayuda de la SEPI. Un rescate por 340 millones de euros dividido en un préstamo participativo de 175 millones y otro ordinario de 165 millones.
La ampliación servirá para reforzar, por un lado, la situación patrimonial e impulsar, por otro lado, el desarrollo de su plan de negocio al reducir un 4% su deuda bruta y aumentando su posición de caja neta un 38%, hasta 241 millones de euros.
Esta reestructuración y reducción de la deuda, recuerdan los expertos, era una cuestión ineludible por parte del grupo con el fin de poder acometer las fuertes inversiones necesarias para seguir resultando adjudicataria de proyectos relevantes justo en un momento clave.
De hecho, una vez que realice los ajustes pertinentes tras la ampliación, los analistas siguen dando un amplio recorrido a la cotización al encontrarse en un punto de inflexión en cuanto a la mejora de sus márgenes y en un momento importante de crecimiento de la demanda de proyectos energéticos.