Desde el cierre del año 2019, los inversores no residentes apenas han incrementado la deuda española en sus carteras en 11.757 millones de euros en un periodo en el que el volumen de títulos a medio y largo plazo se ha incrementado en casi un cuarto de billón de euros.
En el año 2019, los inversores extranjeros contaban con el 48,79% de la deuda emitida por el Estado español. Ahora han reducido esta posición hasta el 40,08%, según los últimos datos difundidos por el Banco de España. El descenso en la posición relativa de los no residentes se ha materializado por no haber dado cobertura a la deuda nueva.
En 2020, España tuvo que realizar un fuerte esfuerzo de protección de la economía, con los expedientes de regulación temporal de empleo, las moratorias bancarias y el apoyo a empresas. Ese año, la deuda pública se incrementó en casi 122.000 millones. Un año en que los no residentes redujeron incluso sus tenencias de títulos españoles desde los 480.094 millones de euros hasta los 477.203 millones.
El auténtico financiador de la deuda ha sido hasta ahora el Banco de España, que ha intermediado las operaciones del Banco Central Europeo, que incrementó la base monetaria de la zona euro para apoyar a las economías durante la pandemia. Desde el año 2019, la autoridad monetaria española ha incrementado su cartera de deuda en nada menos que 195.237 millones de euros. Un apoyo con el que han contado todos los países avanzados, al hacer frente a la crisis como no se hizo en el 2008 y 2012.
Barómetro
La posición de los inversores extranjeros en deuda española constituye un indicador muy relevante en cuanto a la salud de la economía. Cuanta mayor es la confianza de los inversores no residentes, mayores son las adquisiciones de títulos públicos. El problema de las crisis que se han vivido en los últimos años (coronavirus, guerra en Ucrania, inflación y quiebras bancarias en Europa y Estados Unidos) es que las oleadas de ventas de deuda provocan la caída de los precios y la reducción del valor de mercado de las carteras. Si los títulos se mantienen hasta su amortización, se conserva el precio de los valores.
La emisión de bonos y obligaciones, junto a la de letras a corto plazo, no supone otra cosa que la financiación del déficit público español. La deuda nació en los años ochenta y supuso el apoyo para la modernización del país, una vez que se logró la entrada en la Comunidad Económica Europea.