Las dudas sobre la capacidad del sector inmobiliario por mantener el ritmo del año pasado en un entorno cada vez más complejo por la elevada inflación y la subida de tipos. No obstante, la socimi asegura contar con un sólido modelo de negocio sustentado en las adquisiciones disciplinadas y a precios muy competitivos que generan un alto valor añadido.
Al respecto, todos sus proyectos de reforman avanzan conforme a los previsto, entre ellos destacan dos proyectos de oficinas finalizados durante el año (14.000 m²) y tres proyectos (40.000 m²) actualmente en curso. A lo que se suma las mejoras de eficiencia energética implementadas en su nave logística.
Este esfuerzo le ha permitido cerrar 2022 con una valoración de cartera de 380 millones de euros con un crecimiento del 30 % sobre la inversión total. Este incremento refleja la continua mejora en los inmuebles y los arrendamientos firmados con una clara vocación de gestión a largo plazo gracias a la cual cerró el pasado año con un beneficio de 10,5 millones de euros.
Su objetivo para el nuevo ejercicio pasa ahora por mantener su sólida posición financiera, más de 90 millones de euros de liquidez, para aprovechar las oportunidades de mercado. En este sentido, tiene 10 activos en estudio por un valor de unos 1.000 millones de euros.
Por otra parte, Arima sigue desarrollando su plan de recompra de acciones lanzado en julio de 2022, por un importe de 20 millones de euros o 2 millones de acciones, con el fin de mejorar la rentabilidad del accionista.
Unas cifras que habían animado su cotización, pero que con el tiempo han ido perdiendo fuelle por las tensiones en el mercado. La cotización, marcada por su escaso volumen de negocio incluso a pesar de su plan de recompra, permanece impasible en torno a los 8 euros. Su perfil técnico, en cualquier caso, no es nada halagüeño ante su incapacidad para atraer inversores, aunque de momento, aguanta con una revalorización de algo más del 6,5 % en el año.