La ruptura de las cadenas de suministro de litio o cobalto perjudican el camino hacia la economía limpia. Un camino que debe acelerarse ante los riesgos abiertos por la nueva situación geopolítica.
El mundo está listo para producir tanta energía renovable en los próximos cinco años como lo hizo en los 20 años anteriores, asegura el director ejecutivo de la IEA en un artículo elaborado junto a Pascal Canfin, presidente de la Comisión de Medio Ambiente del Parlamento Europeo.
Esta cantidad de energía representa la capacidad total de electricidad de China en la actualidad. Además, en 2030, uno de cada dos autos vendidos en Estados Unidos, la Unión Europea y China podría ser eléctrico.
“A medida que surge esta nueva economía energética global, muchas naciones se apresuran a fortalecer y diversificar sus cadenas de suministro para tecnologías de energía limpia que van desde paneles solares y turbinas eólicas hasta automóviles eléctricos y bombas de calor. Y muchas de estas tecnologías dependen de una variedad de diferentes minerales críticos, como el litio, el cobalto y los elementos de tierras raras. Sin cadenas de suministro seguras y resistentes de minerales críticos, las transiciones de energía limpia en todo el mundo corren el riesgo de volverse más lentas y costosas” señala el artículo.
Las dificultades para el mantenimiento de las cadenas de suministro han invertido la tendencia a la baja en los precios de minerales como el litio o el cobre durante el año pasado y han conducido a un encarecimiento de las baterías, un componente fundamental en la transición verde, según advierten estos expertos.
Un pequeño grupo de países cuenta con el “monopolio” de las tierras raras. China representa más del 80% de la producción mundial de grafito utilizado en baterías y domina el mercado de muchos otros minerales y metales. Procesa casi dos tercios de elementos de tierras raras, críticos para una plétora de tecnologías que incluyen turbinas eólicas y motores EV. El 70% del cobalto del mundo se extrae en el Congo y Rusia cuenta con la hegemonía del níquel y platino para baterías.
“La concentración geográfica plantea importantes preocupaciones de seguridad, ya que las interrupciones físicas, las restricciones comerciales, las fallas técnicas u otros eventos geopolíticos en un productor importante pueden afectar rápidamente el suministro global”, se advierte en este artículo.
La dependencia de las importaciones de materiales críticos sigue siendo motivo de preocupación en muchos Estados miembros. Europa es responsable de más de una cuarta parte de la producción mundial de vehículos eléctricos, aunque cuenta con muy pocos de los materiales que los alimentan.
“Para mitigar impactos futuros, se necesita una estrategia amplia y audaz que reúna inversión, innovación, reciclaje y estándares rigurosos de sustentabilidad. Este es el núcleo de la Ley de Materias Primas Críticas que se presentará en marzo. Una mayor inversión para poner en línea nuevas minas y refinerías en la UE, así como en los países socios, será esencial para cerrar las posibles brechas de suministro. Esto puede ser respaldado por una gama de herramientas de políticas para simplificar los procedimientos de permisos, reducir el riesgo de inversión y facilitar las asociaciones con proveedores en regiones diversificadas”, señala el artículo.
En los últimos años se han conseguido grandes avances por la menor utilización de plata y silicio en células solares, o cobalto y litio en las baterías. Unos avances que pueden verse potenciados por una estrategia de reciclaje eficiente.