OPINIÓN

Ucrania: la sangrienta y atolondrada invasión de Putin

El líder ruso sigue em­peñado en un sueño oní­rico de desas­trosas con­se­cuen­cias

Vladimir Putin.
Vladimir Putin.

El su­puesto paseo mi­litar que desem­bo­caría en la toma de Kiev con la con­si­guiente huida de Zelensky es el sueño oní­rico de Vladimir Putin que se ha des­va­ne­cido con la pe­sa­dilla del des­pertar al nuevo día. Más de 50.000 sol­dados rusos caí­dos, entre muertos y he­ri­dos; pér­didas de 4.500 vehículos ar­ma­dos, 63 avio­nes, 70 he­li­cóp­te­ro­s,12 barcos y 600 sis­temas ar­ti­lle­ros. Son ci­fras de los ser­vi­cios de in­te­li­gencia oc­ci­den­ta­les, co­no­cidas al año de la fa­llida in­va­sión

Una reciente visita de Medvedev a una importante fábrica de armas; el que fuera presidente ruso y primer ministro comentaba la urgente necesidad de incrementar la producción de armamento, pero sobretodo de su modernización. Se necesitarán tres turnos diarios y encontrar el cómo sustituir los sofisticados materiales occidentales por producción propia (Ninguna mención a suministros chinos).

El resultado de las batallas está lejos de ser favorable al contingente ruso cuando el presidente Biden visita Kiev; promete más ayudas al bravo presidente de Ucrania y ratifica sus apoyos en Varsovia, coincidiendo con el nuevo mensaje de Putin ante la Asamblea General que reúne la Duma y el Consejo de la Federación.

Putin anuncia la suspensión del acuerdo de No Proliferación de Armas Nucleares, Start III, suscrito con los EE.UU. a la vez que acusa a Occidente ser el principal protagonista de una agresión contra la Patria Rusa. La “operación militar especial” solo pretendía proteger las fronteras nacionales del neofascismo ucraniano y de la continua expansión de la OTAN.

Los dirigentes rusos reclaman que en 1990 cuando se negocia la unificación de Alemania, los negociadores occidentales prometieron a cambio del acuerdo ruso la congelación de la expansión de la OTAN hacia el Este. “Ni una pulgada más” fue la promesa de los negociadores de la OTAN. Putin lo reclamará en una conferencia de prensa el 23 de diciembre de 2.021.” Ni una pulgada más” fue lo que nos prometieron. Nos engañaron”.

Putin olvida las ventajas en ayudas económicas, que a raíz de la desaparición de la URSS le concedió Alemania, así como de las instituciones financieras internacionales respaldadas por las democracias occidentales. Buena prueba es que la incorporación a la OTAN de las Repúblicas Populares vinculadas al Pacto de Varsovia no provocó ninguna reacción rusa con la excusa de inquietantes peligros en sus fronteras.

Ninguna reclamación belicosa por la ampliación de la OTAN o de cualquier objeción a la terminante aplicación del Artículo 5 que garantiza ”que cualquier ataque a uno de sus miembros será considerado como un ataque a todos ellos”. La nueva Rusia que dejaba de ser La Unión Soviética necesitaba desesperadamente ayuda financiera.

La unificación de Alemania y la “Ost politics” de los gobiernos germánicos resultaría decisiva para el tránsito de una economía estataliza (fracasada) a una incipiente y prometedora economía de mercado. Lo que la invasión de Ucrania demuestra es la difícil conjunción de economía de mercado y democracia cuando se interpone y triunfa el totalitarismo de un poderoso autócrata. “Ni una pulgada del territorio de la OTAN”, ha sido la respuesta de Biden a las amenazas de Putin.

Ya en febrero de 1956, un diplomático estadoundense, George Kennan, enviaba desde Moscú un telegrama de 5.000 palabras a su secretario de Estado, James Byrnes, advirtiéndole que la única forma de negociación con Stalin no era otra que "la máxima firmeza". El telegrama de Kennan confirmaría la estrategia occidental durante la 'guerra fría' hasta la caída de La Unión Soviética en 1991.

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