La preocupación va en línea ascendente porque la tensión entre los socios de Gobierno no deja de avanzar. El ruido de fondo crece y crece a la espera de que se cierre un acuerdo que los socialistas quieren cerrar ya para evitar el ruido. Pero desde el lado de Podemos, con Ione Belarra como ariete, se quiere tensar la cuerda al máximo a poco más de dos meses de las elecciones autonómicas y municipales. La política manda.
Para el sector inmobiliario hay mucho en juego. En el negocio de 'build to rent' hay ya cerca de 100.000 viviendas proyectadas en el último año, procedentes tanto de la iniciativa pública como de la privada. Una cifra considerable, pero en cualquier caso no espectacular teniendo en cuenta las características del mercado español, en el que el gran problema es la falta de producto. Y, claro está, unos precios en muchos casos muy elevados.
"Tenemos un problema serio. La subida de los tipos de interés había disparado seriamente los costes de financiación de los nuevos proyectos. Ahora, se añade la posibilidad de un tope permanente a los alquileres tiene al sector bajo mínimos. Es casi imposible poner sobre la mesa de los bancos que tienen que financiar operaciones planes de negocio claros y concretos", señalan en una de las grandes promotoras del país.
Si sale adelante el tope permanente, hay un riesgo muy real de que proyectos de obra nueva destinados al alquiler sean reconvertidos en proyectos de venta, porque los precios siguen siendo muy atractivos y la demanda es aún potente, como demuestra la subida del 6% de las compraventas el pasado mes de enero. En definitiva, es el mercado de los arrendamientos el que está en serio riesgo de cortocircuito.
Sin oferta apenas
La ausencia de oferta sigue disparando los precios -según Fotocasa subieron un 2% en febrero respecto a enero y algo más de un 10% en el último año- y sobre el papel debería incentivar el negocio del alquiler, pero la inseguridad jurídica pesa más. También sobre los grandes fondos. Los que ya tienen grandes carteras de pisos en alquiler esperan la decisión definitiva sobre el tope a la vivienda para presentar reclamaciones al Estado.
Y los que tenían en su cabeza apretar el acelerador en un mercado tan aparentemente atractivo como el español han paralizado sus planes. "Pero no hasta que se conozca el texto definitivo de la ley; sino hasta las elecciones generales de noviembre. El dinero internacional para el negocio de alquiler está dispuesto a esperar para ver si hay cambio político en España", señalan en una consultora internacional de renombre.
Con estas cartas sobre la mesa, los expertos prevén un 'impasse' en el negocio del alquiler que será de mayor o menor intensidad según lo que salga de la redacción final de la Ley de Vivienda y del nuevo escenario de tipos de interés que deje la crisis bancaria en Estados Unidos. Todo apunta a que se puede producir un gran frenazo en el ritmo de subida que el mercado inmobiliario también tendrá que asimilar.