La crisis de la banca es­ta­dou­ni­dense va a cam­biar el pa­trón de los tipos a corto

Los mercados financieros y de ahorro se preparan para un cambio inmediato e imprevisible

Los ana­listas creen que el cas­tigo a la banca eu­ropea es muy exa­ge­rado y 'una opor­tu­ni­dad'

Mercados a la fuga.
Mercados a la fuga.

Los mer­cados fi­nan­cieros viven desde el viernes pa­sado mo­mentos de au­tén­tica de­pre­sión ba­jista, que se han acen­tuado este lu­nes. La quiebra de Silicon Valley Bank y el con­tagio al First Republic Bank lle­varon a mu­chos in­ver­sores a poner pies en pol­vo­rosa por si las cosas se ponen más feas. Pero mien­tras las bolsas eu­ro­peas caían a plomo, las es­ta­dou­ni­denses ha­cían un ejer­cicio de tran­qui­lidad ce­rrando sin apenas cam­bios. ¿Qué está pa­sando?

Básicamente, que la crisis de confianza amenaza con provocar un cambio radical en las expectativas de tipos de interés en Estados Unidos. La Reserva Federal, que hace apenas una semana metía el miedo en el cuerpo de propio y extraños asegurando que hacían falta más y más subidas del precio del dinero, ahora lo tiene crudo no ya para ejecutar los 50 puntos básicos descontados para el 22 de marzo, sino para subirlos un ápice en los próximos meses.

El escenario no puede ser más complejo, porque de lo que se trata es de dilucidar cuál puede ser el parte de daños a medio plazo de renunciar a las subidas de tipos más allá del 5% para no ahogar a los bancos con problemas de financiación. Otra vez han fallado los reguladores en la banca tradicional, dejando con una mano delante y otra detrás a la Reserva Federal, que va a tener que hacer encaje de bolillos.

Que los tipos no vayan a subir mucho más de un cuarto de punto a partir de ahora en la mayor economía del mundo ha dado un vuelco a casi todo a corto plazo. Sube el bitcoin, tan deprimido hasta finales de la semana pasada, por encima de los 24.000 dólares. Como el oro, por encima de los 1.900 dólares la onza, está agradeciendo la debilidad del dólar y que el precio del dinero pueda quedarse donde está o muy poco más arriba durante bastante tiempo.

Sufren los bancos europeos

Y sufren sobremanera los bancos españoles y las bolsas europeas por las mismas razones. ¿Se atreverá el BCE a subir los tipos de interés medio punto porcentual el próximo jueves con la que está cayendo? El mercado ya especula con que el alza podría limitarse a sólo 25 puntos básicos para no tensar la cuerda. Puede que decida darse una pequeña tregua hasta que se calmen mínimamente los ánimos.

Y también hasta que se pare la sangría en las cotizaciones de la banca del Viejo Continente, con la española al frente. Bancos como Sabadell que se veían muy favorecidos por la subida de tipos en marcha, han sufrido un fuerte retroceso, por más que los grandes analistas europeos se empeñan en recordar que no hay en Europa bancos cotizados con modelos de negocio parecidos a los de SVB o First Republic Bank.

Stop a la remuneración del pasivo

Pero como las noticias no son todas ni buenas ni malas, este nuevo escenario puede restar presión a la banca española para volver a remunerar el pasivo. Se abre un período de impasse que puede ayudar mucho a sus intereses, que no son otros que retrasar lo más posible la decisión. Quién sabe si los tipos que están ofreciendo hoy las mejores entidades extranjeras en depósitos -ya cerca en algunos casos del 3,5%-y en cuentas sean los mejores en mucho tiempo.

Lo otro, los de las valoraciones en bolsa, es otro cantar. "Seguimos comprando a estos precios que son otra vez estupendos. Si no hay una debacle, pronto volveremos a ver a Santander acercándose a los 4 euros o a Sabadell rebotando con fuerza. Lo que está pasando obedece a una situación de mercado rara, porque la banca venía de una subida enorme", aseguran en una gran gestora nacional.

En definitiva, y a las puertas ya de las reuniones de los bancos centrales, vienen días de mucha volatilidad que van a aprobar la audacia de la Administración estadounidense a la hora de afrontar la crisis de sus entidades. Hay un problema de credibilidad que se debería resolver por la vía de la devolución inmediata de los fondos a los depositantes. Mientras, la banca europea aguarda expectante y todavía en estado de conmoción.

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