La vicepresidenta primera del Gobierno y ministra de Economía, Nadia Calviño, ha vuelto a reiterar su previsión de crecimiento económico para este año en el 2,1 %, el doble de lo que prevé el FMI, que la pasada semana rebajaba su pronóstico para España al 1,1 % para este año y al 2,4 para 2024. La Comisión Europea hará públicas sus nuevas previsiones el próximo jueves.
Después de presumir Pedro Sánchez de sus logros económicos por última vez el pasado sábado con ocasión de la presentación de la candidata del Partido Socialista a la Alcaldía de Madrid, Reyes Maroto, nadie en el partido, y mucho menos en el Gobierno, se atreve a llevarle la contraria.
Pese a la severa corrección de las previsiones del FMI el pasado martes, el presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, se enorgullecía de las repuestas del Ejecutivo a la crisis económica que han hecho de España, según él, “un país más competitivo, más formado, más cohesionado, un país que se sitúe a la vanguardia de Europa y que sea referente en muchas políticas de Europa y el mundo". No es lo que dice el FMI. Ni el INE.
¿De qué presume Sánchez?
Los datos de la contabilidad nacional según el Instituto Nacional de Estadística (INE) no apoyan este espejismo del presidente Pedro Sánchez. Según Eurostat, en base a los datos aportados por el INE, España sigue todavía a la cola de los socios comunitarios en la recuperación del PIB logrado antes de la Covid-19, situándose en el entorno de un 1 % por debajo del PIB del cuarto trimestre de 2019. ¿De qué presume Sánchez?
La estimación de crecimiento del 1,1 % para este año del FMI llevaría a España al acabar el año a situarse por debajo del PIB real conseguido en el 2019. Un dato muy duro de poder admitir cuando el país se encuentre en el foco de la campaña electoral de finales de año. Sobre todo, cuando Pedro Sánchez quiere convertir sus éxitos económicos en el punto de apoyo de su campaña electoral.
Pero el FMI no solo ha corregido el optimismo de las previsiones económicas del Gobierno. Además apunta a más problemas que debe empezar a afrontar España, como estar a la cabeza del crecimiento de la deuda.
De nuevo, según los datos de la Contabilidad Nacional, donde Calviño no ha podido meter mano a las estadísticas, con un aumento del 15% de deuda pública, se sitúa en el podio de los destacados de la UE y de la zona euro. Un país que crece poco pero que se endeuda mucho.
El principio de año no ha sido bueno en el ámbito del crecimiento económico, como no lo fue el final del ejercicio pasado, con casi una ralentización total, pese a que el dato del año ha sido de un crecimiento del PIB del 5,5 % según la estimación provisional del INE. Con todo, los datos del PIB del cuarto trimestre reflejaban que casi todas sus partidas se habían contraído a excepción del gasto público. Los datos de destrucción de empleo de enero de este año son los peores de los últimos ejercicios.
El gasto del consumo de los hogares ha caído el 1,8%. La inversión ha vuelto a caer por segundo trimestre consecutivo, el 1,2%, tras haber bajado el 0,8% en el tercer trimestre. La demanda nacional caía el 0,9%. Las exportaciones lo hacían el 1,1% y las importaciones el 4,2%.
Falta de competitividad
En cuanto a la competitividad con los países de nuestro entorno, como advertía el documento del FMI, “Spain, selected issues”, “la productividad laboral es débil en varias dimensiones: es significativamente menor que en algunas economías pares, su tasa de crecimiento ha sido baja y no ha favorecido la convergencia”.
Además esta competitividad española, según el organismo internacional con sede en Washington, es débil en todos los sectores sin esperanzas de que mejore en el corto y medio plazo, frente a lo proclamado por Sánchez, porque España “sigue ocupando un lugar relativamente bajo en innovación empresarial, lo que puede ser fundamental para el crecimiento de la productividad”.
Ante los argumentos implacables de quienes aconsejan modificar las previsiones económicas debido a las consecuencias de las subidas de los tipos de interés y la intensificación de los ataques rusos en la guerra de Ucrania, el argumento del Gobierno para no hacerlo es transmitir que otros países como Alemania, Grecia, Italia o Portugal están siguiendo el ejemplo español y no van a rectificar las suyas.
A la espera de la Comisión Europea
En todo caso, se remiten a lo que diga el próximo jueves la Comisión Europea día que hará públicas sus previsiones económicas de invierno para este año.
El Gobierno confía en que estén más en línea con sus propias proyecciones, entre otras razones porque los expertos del Ejecutivo comunitario trabajen en base a los datos aportados desde Madrid, ya que ellos no tienen equipo que se dedique de forma independiente a elaborar su pronóstico propio.
La mejora del control de los precios energéticos no va a resultar sencilla en este primer trimestre. Este domingo, tras las decisiones previas sobre los precios del carbón y del crudo importados de Rusia, ha comenzado la prohibición de importar diésel y otros derivados petrolíferos de Rusia. A ello hay que añadir el acuerdo adoptado por los gobiernos de la UE el pasado viernes, de fijar un tope al precio del diésel ruso y otros derivados del petróleo vendido desde el bloque a terceros países, en línea con las represalias contra el Kremlin acordadas por el G7 por la guerra en Ucrania.
Estas medidas se añaden a los demás mecanismos de sanciones adoptados tras la invasión de Ucrania con los que se pretende asfixiar la financiación del Kremlin, que está teniendo tan duras consecuencias en la economía rusa y por extensión en todo el mundo.
Conviene incidir en la complejidad de la medida. El tope no afecta a las compras que efectúe el bloque comunitario, pero impide a operadores europeos el transporte y el seguro de estos productos si se han vendido a un precio superior al tope fijado de los 100 dólares barril.