En consecuencia, los precios del aceite de oliva se han situado una media del 27 % por encima de los obtenidos en la temporada anterior, compensando en buena medida el incremento experimentado por los costes de producción y permitiendo una mejor remuneración a los productores.
Precisamente, el aumento de los precios de las materias primas y las tensiones sufridas en la cadena de suministros sufrida tras el inicio de la invasión de Ucrania han sido algunos de los factores que han estado penalizando al grupo aceitero tras el lento proceso de normalización del consumo tras el efecto negativo provocado por la crisis sanitaria.
Eso explica en buena medida el importante retroceso de los beneficios en el primer semestre para quedar en apenas 6 millones de euros, menos de la mitad que un año antes, pese a incrementar un 11 % su cifra de ventas.
La campaña de este año viene además condicionada por una abrupta caída de la producción debido a la severa sequía sufrida en las principales zonas productoras de España durante el pasado verano. Eso podría propiciar una probable merma tanto de la cantidad como de la calidad al afectar a la oliva. No obstante, la reducción de los precios energéticos en los últimos meses y los mayores recursos por las importaciones estarían ayudando a contrarrestar estos factores negativos.
Así lo está entendiendo el mercado. Después de tocar suelo a principios de diciembre en 0,22 euros, los títulos de Deoleo han reaccionado con fuerza hasta los 0,27 euros. Solo en este mes de enero, la cotización ha repuntado un 20 % cambiando de forma radical el perfil bajista del valor que ahora apunta hacia los 0,28 euros como su principal barrera técnica.
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