Parece lejano ahora el estruendo provocado por la australiana IFM. Su OPA de enero de 2021 provocó mucho ruido, pero el fondo se tuvo que conformar con un 10,8% del capital, muy lejos de sus aspiraciones de tomar entre el 17% y el 22,7% de las acciones de la energética. En un duelo vibrante, Criteria ganó el pulso de forma contundente. Desde entonces, y desde la discreción, IFM no ha dejado de subir su participación en el grupo.
Ya supera el 14% de Naturgy en un clima de calma chicha. Los negocios del grupo van viento en popa y disparan el montante económico que se reparten los accionistas dentro ese 'pay out' del 70% de la compañía ciertamente generoso. Un caramelo para quienes como CVC o GIP podrían participar en algún momento en algún proceso de venta que, de momento, parece quedar totalmente aparcado.
Como lo está el proyecto Géminis presentado hace un año. Un movimiento estratégico de primer orden para escindir los negocios regulados y los liberalizados que llegó con algunas dudas -por ejemplo el reparto de la deuda entre las dos compañías, que cotizarían por separado- y que el comienzo del conflicto bélico en Ucrania hizo saltar por los aires. Pero nada ha cambiado el sentimiento de mercado hacia Naturgy.
"Sencillamente, no se dan las circunstancias. Bruselas está redefiniendo las reglas del juego del mercado, los precios de la energía siguen disparados y hay una doble cita electoral en mayo y en diciembre. Este escenario no puede ser más a la contra para sacar adelante una operación de la dimensión de Geminis, pero el proyecto no creo que esté en absoluto enterrado", señala un veterano analista del sector.
Efectivamente, desde Naturgy se sigue defendiendo que lo que era válido antes la guerra lo seguirá siendo cuando las condiciones lo permitan. Un mensaje que tranquiliza a CVC o GIP, para quienes la escisión sería la excusa perfecta para empezar a recolectar las grandes plusvalías acumuladas en la energética. Pero todos los accionistas tienen claro que toca esperar a que se despejen las incertidumbres.
En plena subida de los tipos de interés -el mercado ya valora que el precio del dinero puede marcar máximos históricos por encima del 3,5% pronto- y con el mercado energético patas arriba, no es hora de aventuras. Para los potenciales vendedores, conseguir ofertas significativas por sus paquetes -Repsol ha dicho que no está en esta jugada- resulta mucho más difícil ahora, con los costes de financiación disparados y sin visos de relajarse a lo largo de 2023.
Todo invita a pensar que 2024, si las condiciones lo permiten, sería el momento de reactivar Géminis y dejar contentos a todos los accionistas. Por el camino Naturgy aspira a repetir un resultado bruto récord de 5.000 millones de euros este año y se guarda en la manga la posibilidad de aumentar el 'pay out'. Material suficiente para tranquilizar a toda la base accionarial hasta que el mercado vuelva a la normalidad.