La empresa que preside Antonio Brufau y dirige Josu Imaz como consejero han propiciado desde entonces una estrategia que camina hacia una energía más limpia sin dejar a un lado su negocio tradicional que tan buenos réditos le ha dado en estos meses atrás tras la subida de los precios del crudo.
Así lo han reflejado sus recientes resultados. Pese a la incertidumbre y volatilidad del mercado, Repsol se cerró 2022 con un beneficio neto de 4.251 millones de euros, un 70 % más. En este año, precisamente invirtió 4.182 millones para avanzar en sus transformación hacia una compañía multienergética.
Giro estratégico hacia la energía limpia
En este sentido, destaca la positiva evolución del negocio de autoconsumo en España a través de Solmatch, un negocio lazado por el grupo en 2020 para ofrecer un servicio de energía sostenible centrado en la generación distribuida o descentralizada en España con más de 350 instalaciones y un crecimiento espectacular.
Eso sin contar con su proyección en energía limpia fuera de nuestro país. Los más recientes son el megaproyecto de captura de CO2 en Indonesia vinculado al yacimiento de gas natural Sakakemang dentro de su objetivos de seguir reduciendo su huella de carbono en toda la cadena de valor. También ha destacado en estos días la puesta en marcha de la producción de electricidad en el parque de Atacama en Chile, su segundo proyecto eólico en el país con una capacidad de 165,3 Mw.
La sociedad presidida por Antonio Brufau se ha convertido así en una de las empresas del sector que mejores perspectivas ofrece a corto y medio plazo. Por encima de todo, destaca un balance saneado con fuerte capacidad de generación de caja, su creciente presencia en el área de renovables y un dividendo muy atractivo.
En este contexto, Repsol ha acelerado de forma significativa la consecución de los objetivos del plan estratégico 2021-2025. Eso le ha valido también para que las agencias de rating le hayan ido mejorando su calificación hacia niveles de máxima calidad después de algunas dudas surgidas en el pasado.
Alto recorrido a la energética
Esto supone un claro reconocimiento a la capacidad del grupo para incrementar la rentabilidad en un entorno muy complejo, fortalecer su balance y encauzar su proceso de transición energética sin perder el foco en el crecimiento del beneficio.
Todo ello le está granjeando el apoyo casi incondicional del conjunto de analistas. El precio medio objetivo del consenso del mercado ronda los 18 euros por acción, lo cual supone un potencial alcista adicional cercano al 15 % desde su actual precio de mercado. No obstante, destacan algunas recomendaciones como la de RBC que ve a Repsol sobre los 20 euros por acción.
Los expertos técnicos también se suman a este entusiasmo al considerar que el valor ha logrado superar con solvencia fuertes resistencias en las últimas semanas y que no hay síntomas aparentes de una vuelta atrás a corto plazo, más allá de alguna posible toma de beneficios que no debería enturbiar en demasía la tendencia alcista.