La mayor visibilidad lograda en los últimos años y los menores riesgos de recesión, junto con otros factores como el envejecimiento de la población y una creciente sensibilidad a los temas de la salud, han puesto de nuevo a los laboratorios en el radar de los inversores aprovechando que ha sido uno de los sectores que peor lo hizo el pasado ejercicio.
A su favor juega, además, que no son negocios muy endeudados, así como el notable juego que pueden dar en fusiones o adquisiciones. Los analistas, de hecho, creen que España, con mucha representatividad a nivel internacional, tiene una base muy atractiva para que las grandes farmacéuticas mundiales puedan realizar operaciones de este tipo.
Con todo, Almirall se está viendo descolgada de este posible interés. La firma especializada en el mercado dermatológico, señalan los expertos, a pesar de haber vuelto a la senda del beneficio en 2022, “es una compañía que ha ofrecido desagradables sorpresas en el pasado”,
De este modo, resulta complicado su marcha a corto y medio plazo por lo que creen que “le va a costar recuperar la credibilidad del mercado”. Eso sin quitar algunos vientos en contra como la posibilidad de sacar el máximo rendimiento a sus productos más recientes por una marcada competencia. Eso podría afectar a su beneficio por acción en los próximos años.
En este escenario e incluso con el rebote experimentado tras unas positivas cuentas, con unas muy buenas cifras de venta, la compañía no acaba de despegar respecto a los niveles con los que comenzó el ejercicio. Al menos, señalan los expertos técnico ha encontrado un firme soporte sobres los 8,8 euros por acción, que le confiere cierta tranquilidad en el caso de que no pueda vencer en breve la resistencia que encuentra en torno a los 9,6 euros.