Familias, em­presas y au­tó­nomos me­joran la ca­lidad de su fi­nan­cia­ción

Los crecientes impagos de los créditos ICO ‘afean’ las ratios de morosidad de la banca

Los prés­tamos en mora ava­lados por el banco pú­blico suben el 6% frente a la ba­jada del resto

Placa del ICO
Placa del ICO

En el año de los ré­cords de la banca (BBVA pre­sentó este miér­coles sus me­jores re­sul­tados his­tó­ri­cos, este jueves lo hace el Santander y el vier­nes, CaixaBank) las en­ti­dades es­pañolas no solo han me­jo­rado sus be­ne­fi­cios sino tam­bién la ca­lidad de su ac­ti­vi­dad, es­pe­cial­mente la de su car­tera de cré­di­tos, me­diante una mayor se­lec­ción de los riesgos y una ges­tión muy ac­tiva de sus car­te­ras.

Escarmentados de crisis anteriores y muy controlados por el Banco Central Europeo (BCE) y la Autoridad Bancaria Europea (EBA por su siglas en inglés), las entidades han adoptado en mayor o menor medida políticas de prudencia y saneamiento que les ha llevado a reducir

La cuestión no es menor ya que, según el análisis ‘Evolución reciente de la financiación y del crédito bancario al sector privado no financiero. Segundo semestre de 2022’, publicado en el Boletín Económico del Banco de España, el saldo vivo del crédito al sector privado en España se situó en los 1.172 billones (españoles) de euros en septiembre pasado, tras una bajada del 0,9 % en términos intertrimestrales.

Según los últimos datos disponibles, entre septiembre de 2021 y de 2022 la banca española concedió 580.000 millones en nuevos créditos al conjunto del sector privado residente; es decir, el 15,8% más que en los doce meses precedentes. El peso del crédito nuevo en este período sobre el crédito total en septiembre del año pasado alcanzó el 49,5%; lo que supone un aumento de 6,5 puntos porcentuales en términos respecto al mismo mes de 2021.

Carteras sanas, salvo las avaladas

El endurecimiento de las condiciones de financiación, además del encarecimiento de los préstamos como consecuencia de la subida de los tipos de interés, ha llevado a las entidades, desde el inicio del ejercicio, a buscar el máximo saneamiento de sus carteras.

De hecho, los dudosos del crédito al sector privado residente han mantenido en el tercer trimestre la línea descendente del ejercicio hasta situarse en la marca de los 43.400 millones de euros (-3,5% en el trimestre); lo que supone una reducción del 13,2% acumulado en los últimos doce meses.

Donde más han bajado los réditos dudosos en el tercer trimestre pasado, ha sido entre las familias (4,2%) y entre las empresas y empresarios individuales (3,1%); con reducciones interanuales acumuladas del 19% y el 8,3 % respectivamente.

De ese modo, el crédito dudoso baja el 20% desde el cierre de 2019 gracias -según el informe del Banco de España- al “apoyo de la política económica frente a los efectos de la pandemia, que ha contribuido a mejorar la capacidad de pago de los acreditados, y por la gestión de las entidades de su cartera de crédito dudoso (venta de carteras, procesos de recuperación de préstamos con deterioro, etc.)”.

Una realidad que marca tendencia ya que, añade, el informe, “ los datos disponibles del cuarto trimestre de 2022 indican una continuación de esta tendencia descendente”.

Los créditos en vigilancia especial, por su parte, se reducen el 3,3% en el tercer trimestre de 2022, lo que supone una caída interanual del 13,1%, hasta situarse en los 81.900 millones de euros. Sin embargo, la cifra es el 22,9% mayor que la de antes de la pandemia, lo que para los analistas del Banco de España, “pone de manifiesto que persisten riesgos latentes para la calidad crediticia”.

También en la parte de préstamos en vigilancia son las familias las que más mejoran su situación (–10,5%) como las empresas y los empresarios individuales (–15,1%). El mayor deterioro relativo se observa en los créditos concedidos con aval del ICO, con una ratio de dudosos próxima al 6% al cierre del tercer trimestre, lo que casi duplica la del año anterior (3,5% en diciembre de 2021 y 0,5% en 2020). En contraste, el total de los préstamos a empresas y a empresarios individuales registró una ratio de dudosos del 5% en septiembre de 2022, tras una rebaja de 0,4 puntos porcentuales desde diciembre de 2021.

Eso supone duplicar con creces el 10,4% de créditos en vigilancia especial concedidos a las empresas al final del tercer trimestre que, a su vez, supone una reducción de dos puntos porcentuales desde diciembre de 2021.

La mora se suma

El problema no es solo la mora que ha aflorado, sino también la que puede surgir ya que uno de cada cinco créditos ICO (el 21,2%) está clasificado como en situación de vigilancia especial en septiembre de 2022; es decir 0,9 puntos porcentuales por encima del dato de diciembre de 2021. Porque el fin de la mayor parte de las carencias de los préstamos del ICO durante el segundo trimestre de 2022 puede aumentar más las ratios de activos problemáticos.

Para el conjunto del sector privado, la ratio de dudosos alcanzaba el 3,7%; es decir, un 0,1 punto porcentual menos que en junio y 0,6 puntos menos en términos interanuales como consecuencia de la caída de la ratio en empresas y del recorte en 0,8 puntos en los créditos asumidos por las familias; lo que sitúa la ratio de dudosos en el 3%.

Los préstamos refinanciados o reestructurados, que también se asocian a un aumento del riesgo bancario (el 50,2 % de los refinanciados eran dudosos en septiembre de 2022), bajan el 3,6% en el tercer trimestre de 2022, hasta los 52,600 millones de euros, lo que supone una caída interanual del 12,4%, sobre todo en hogares (20,2%),con un descenso del 73% en el segmento de empresas aunque también relevante en sociedades no financieras y en empresarios individuales (7,3%) hasta situarse por debajo de la cifra observada en diciembre de 2019.

Finalmente, la ratio de cobertura —provisiones dotadas por créditos dudosos— sube en 0,3 puntos para el conjunto del sector privado residente en el tercer trimestre de 2022, hasta situarse en el 45,3%. Las entidades han puesto sus mayores cautelas en el crédito a hogares, cuya cobertura sube en 0,8 puntos porcentuales; mientras la ratio en empresas y empresarios individuales se mantuvo estable, con un ligero retroceso desde comienzos de 2022.

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